Norman Z. McLeod. Categoría: Película. |
Paramount Pictures cosechó uno de sus mayores fracasos en taquilla con esta adaptación de las novelas de Lewis Carroll. Cierto que la obra del escritor inglés es de las menos gratas para una versión cinematográfica, dada la importancia de los juegos de palabras, y esta es una de esas ocasiones en las que el salto a la gran pantalla no acabó de funcionar. Y el caso es que contó con la participación del genial Joseph L. Mankiewicz -por entonces guionista en nómina en Paramount Pictures-, pero este trabajo no parece que fuese de los más ingeniosos de su brillante carrera. Si no lo puedo afirmar es porque la versión que conocemos elimina aproximadamente un cuarto de hora respecto a la original, así que no sabemos qué se quedó en la sala de edición y como afectó eso al producto final.
La película es muy bizarra y no ha envejecido nada bien, pero para tratarse de 1933 los rudimentarios efectos especiales y el abundante empleo de disfraces no está mal. Otra cosa es que muchos de los personajes resulten más inquietantes que adorables, pero eso le aporta a la cinta un curioso atractivo. Especialmente llamativos son los enormes rostros de algunos personajes y el extravagante efecto que eso produce. Lástima que la naturaleza episódica de la obra dé constantemente la sensación de ser una suma de gags y escenas independientes, pero puede deberse a la ausencia de varios fragmentos en la versión que llegó a los cines.
Por otra parte, la película incluye un breve fragmento de animación en blanco y negro, de poco más de dos minutos, realizado por Hugh Harman y Rudolf Ising. Se nota que Paramount no les dio apenas presupuesto, pero aún así la pareja entregó un divertido mini-corto característico de esa etapa y casi tan peculiar como el resto del metraje. Es un aliciente más que está bien integrado en la trama, así que los amantes de la animación tradicional harán bien en darle una oportunidad al film para poder ver ese fragmento en su contexto original.
Michael Sporn, en un post de su estupendo blog, escribió a propósito de esa escena: “la animación posee el estilo de H-I en Warner Bros. No muy avanzada, pero es ciertamente utilizable (especialmente dados los disfraces de segunda del film). Fue realizado, yo diría, justo después de que Hugh Harman y Rudolf Ising hubieran dejado WB y estaban por su cuenta -antes de hacer los ‘cartoons’ de Cubby para Van Buren y ciertamente antes de MGM”.
El fragmento, por cierto, es frecuentemente atribuido por error a Fleischer Studios, algo comprensible puesto que sus animaciones eran distribuidas por Paramount, pero los hermanos Max y Dave Fleischer tenían sus oficinas en Nueva York por entonces, así que era lógico que la major contase en su lugar con Harman-Ising Productions, compañía local establecida también en Los Ángeles.