STAR WARS: LAS GUERRAS CLON (STAR WARS: CLONE WARS).
9/10
Un Genndy Tartakovsky en plena forma creativa que estaba culminando su obra maestra Samurai Jack emprendió este nuevo proyecto que, a priori, debía ser algo menos ambicioso: los capítulos de las dos primeras temporadas duraban unos 5 minutos, de modo que entre las dos sumaban poco más de una hora. De hecho, la serie completa son poco más de dos horas. Esta vez no tenía que crear más de cuatro horas de animación por temporada, así que podía tomársela con calma. Otra cosa es que el resultado fuese otra maravilla repleta de buenas ideas, con una exquisita atención al detalle, brillante diseño de personajes y una estupenda integración de 3D -para las naves, por ejemplo- en un contexto de 2D.
La diferencia respecto a Samurai Jack es que, si en aquella ocasión creó un universo casi tan amplio, complejo y rico como el real en el que vivimos, en Star Wars: Las Guerras Clon tomó prestado el imaginado por George Lucas, que tampoco está nada mal. Lo interesante es que se lo llevó a su terreno y, en muchos aspectos, lo hizo suyo. Por lo pronto, lo impregnó de su estética -continuista respecto a la serie protagonizada por el samurai-, de su talento para las escenas de acción y de dos de sus señas de identidad: la convivencia de pasajes frenéticos con otros de tempo pausado y la inclusión de largos fragmentos sin diálogos.
La serie es otra delicia visual cuya popularidad sirvió de punto de partida para la proliferación de series animadas basadas en el universo de La guerra de las galaxias con la llegada del siglo XXI. Esta fue la primera producción desde Ewoks (1985), pero en cuestión de años se multiplicaron los proyectos: el siguiente fue Star Wars: La guerra de los clones (2008), este sí creado por George Lucas.
