Alain Ughetto. Categoría: Película. |
Uno de los aspectos más interesantes de Interdit aux chiens et aux italiens es cómo eligió Alain Ughetto contar la historia de sus abuelos. En lugar de una obra biográfica al uso, tomó la valiente decisión de jugar con la naturaleza de relato del film. Quizá porque el punto de partida no es ficción, desde el inicio nos sitúa frente al artificio que implica la animación o, en este caso, la animación en stop motion.
Nada más comenzar, vemos las manos del director y le oímos presentar su propósito: ¿cómo era la vida de sus abuelos en la época en la que él no los conoció? De hecho, introduce el primero de los aventurados aciertos: él, en su doble faceta de autor y personaje, se pone a dialogar con el personaje que representa a su abuela -un muñeco en miniatura animado en stop motion- y le hace preguntas como si se tratase de un falso documental animado.
Es el primero de muchos juegos: vemos cómo se construyeron algunos personajes y decorados ; los personajes reaccionan puntualmente a elementos de atrezzo -como la vaca de juguete que interviene varias veces- ; el director de tamaño humano y personajes en miniatura interactuan en más de una ocasión… Ughetto lleva esas rupturas de la cuarta pared hasta el extremo de intervenir en la suerte de sus personajes -como cuando les lanza una patata para que tengan algo que comer- y ocurre también que el protagonista emplea un idioma que no tiene sentido en la lógica de la historia -habla ya el francés que aprenderá años después- y su interlocutor se lo reprocha diciéndole que no entiende nada, que hable en italiano.
Esos constantes juegos, el rol del personaje de Ughetto como una suerte de Deus ex machina, el integrar casi el ‘cómo se hizo’ en el producto final, etc…, dan la sensación de que el director y guionista quiere recordarnos que lo que vemos es la recreación ficticia de la realidad. Dicho de otro modo, la película huye deliberadamente del tono documental e hiperrealista para instalarse en un territorio a medio camino entre el recuerdo y la imaginación.
Lo asombroso es que, a pesar de que no permite nunca que obviemos la naturaleza de artificio del cine y de la animación, esos personajes resultan tan humanos como en las más complejos y conmovedores interpretaciones de actores de carne y hueso. De hecho, algo similar se produce con la introducción recurrente de humor, incluso de humor absurdo o negro: la comedia, como en las mejores películas, refuerza la parte dramática. Y es que lo que cuenta es tremendo, son unas vidas durísimas acompañadas de sufrimiento, tristeza, penalidades… Sin embargo, son también las vidas de personas con una extraordinaria capacidad para salir adelante, eso que habitualmente llamamos vitalidad o instinto de supervivencia.
Cuando termina el film, tal es la sensibilidad desarrollada por el cineasta, que resulta imposible no querer a Luigi y Cesira, los abuelos del director. Es, naturalmente, una forma de querer y apreciar a todos aquellos que trabajaron mucho para salir adelante y/o tuvieron que emigrar para poder trabajar. A ellos debemos buena parte de nuestra comodidad contemporánea y a ellos está dedicado.