Mike Mitchell. Categoría: Película. |
Cinco años después de que La LEGO película (2014) se convirtiese en uno de los fenómenos comerciales de la escena animada llegó a los cines la segunda parte. Un tiempo de espera razonable de no ser porque, entre tanto, Warner estrenó otras dos entregas de la saga, Batman: La LEGO película (2017) y La LEGO Ninjago película (2017). Fue esa sobredosis de películas con aspecto de piezas de Lego la que provocó, en buena medida, que esta continuación se quedase muy lejos de la taquilla de su predecesora y pusiera fin al acuerdo del estudio con la juguetera danesa.
Phil Lord y Christopher Miller cedieron la silla de director y se limitaron esta vez a las tareas de producción y, más importante aún, a escribir el guion. Se nota porque propone otra dosis de su particular sentido del humor: claramente no se les habían acabado las buenas ideas y aquí hay muchos e ingeniosos chistes. Eso sí, es inevitable tener la sensación de que repite la misma fórmula y de que el invento ya no resulta tan novedoso y, por tanto, pierde eficacia.
Entre sus aciertos se cuenta el de otorgar mayor importancia a la parte de construcción -hay varias escenas en las que los personajes simulan usar las piezas para construirse naves u otros artefactos-; el no depender tanto de la colección de propiedades intelectuales de la Warner -aunque de ningún moyo rehúsa esa línea-; y, cómo no, las estupendas estéticas y animación de Animal Logic. En general, se aprecia el intento de Lord y Miller de aportar innovaciones al modelo de película animada comercial apta para todas las edades. No es que sea el colmo de la renovación, pero tampoco se le puede acusar de ser excesivamente clásica.
En cambio, la insistencia en mostrar el mundo de los humanos, que se supone que es el real, en el que estos construyen los decorados en los que se mueven los personajes de Lego, no me parece que acabe de funcionar. No quedan nada claras las reglas: ¿los muñecos son seres sintientes que cobran vida cuando no son observados, al estilo de la saga Toy Story, o solo existen en la imaginación de quienes juegan con ellos? Aquí actúan de ambas maneras y ninguna de las posibilidades es del todo aprovechada.
Dicho esto, teniendo en cuenta el estado contemporáneo de la animación de Hollywood, esta película fue bienvenida y es recomendable. Además, incluye uno de los más llamativos y logrados créditos finales que he visto, con el mérito extra de ser enteramente analógicos -o esa impresión dan-; y un guiño a la animación retro -a lo Fleischer Studios- con el falso intermedio.
Nota: en IMDb se menciona a Aardman como estudio participante no acreditado. Me pregunto si realmente participó y, en ese caso, qué parte realizó.