Chuck Jones. Categoría: Cortometraje. |
La filmografía de la dupla conformada por el director Chuck Jones y el guionista Michael Maltese ofreció una obra esencial tras otra durante la década de 1950. Quiero al gatito es una de sus más memorables creaciones y lo es por la maestría a la hora de combinar el humor alocado por el que era conocido con una inusual emotividad. Una como si el dúo se hubiera propuesto ofrecer su propia versión de las tiernas historias de Disney protagonizadas por encantadores gatitos, sin por eso renunciar a su particular sentido del humor.
De esta entrega de la saga Merrie Melodies destaca cómo subvierte el rol habitualmente atribuido a los bulldogs en el ‘cartoon’ clásico, por la prodigiosa animación del animal -su colección de expresiones debería ser estudiada en cualquier escuela de animación-, por el ingenio de los chistes visuales de Maltese y por la excelente puesta en escena. Este último aspecto emplea con ingenio la iluminación, en la primera aparición del gatito, para jugar con nuestras expectativas acerca del tamaño y el carácter del animal; e incluye una inteligente elección sobre cómo mostrarnos a la humana.
En el libro editado por Jerry Beck, The 50 Greatest Cartoons (1994), el corto figura en el puesto 36. Steve Schneider escribe: “parte de un grupo de dibujos animados tremendamente logrados, Feed the Kitty contiene una hilarante serie de muecas, pucheros, forcejeos, estremecimientos, sudores, risas y sonrisas angelicales. Es una maravillosa ilustración de la noción de Jones de que un animador es ‘un actor con un lápiz’ y demostración convincente del uso de Jones del poder emotivo de los dibujos. Presentado con tanto carisma en la pantalla, es difícil acordarse de que el espectáculo entero se reduce a formas de grafito sobre un papel”.
En Looney Tunes and Merrie Melodies: Complete Illustrated Guide to Warner Brothers Cartoons (1989), el libo de Jerry Beck y Will Friedwald, el corto es descrito así: “el adorable gatito, Pussyfoot (cuyo tema es ‘Ain’t She Sweet’) se encuentra con Marc Antony, un feroz bulldog. Como no conoce el miedo, el afectuoso ronroneo del gatito rápidamente convierte al gigantón en un Mr. Bonachón”. Por supuesto, es uno de los cortos que merecen una pequeña ilustración.