COWBOYS.
9/10
Cowboys es la serie en la que Phil Mulloy partió de los clichés asociados a los westerns y los subvirtió para ofrecer una demoledora visión de la sociedad contemporánea. Esos salvajes, codiciosos y primarios cowboys, sedientos de violencia y entretenimiento, representan reconocibles actitudes de ser humano. Son una versión grotesca, exagerada y esperpéntica, sí, pero el espectador reconocerá nada sutiles críticas a la hipocresía, la corrupción política, la visión negativa del sexo por parte de la iglesia católica, la pena de muerte…
Esta sátira está contada con la animación cruda y minimalista que caracteriza la filmografía de Phil Mulloy. Los personajes son todos feos monstruitos con mandíbulas afiladas que parecen las de un malvado lobo feroz. Los dibujos están realizados con pincel y tinta, en blanco y negro salvo algunos toques de color, como el amarillo de las monedas o el rojo del fuego. Es una estética tan salvaje como las situaciones que retrata, así que es idónea para crear esa atmósfera tan particular entre primitiva y surrealista.
Cowboys es una recomendación segura para quienes aprecien la animación absurda y adulta. Ofrece una colección de imágenes memorables, como los caballos sobre ruedas, los penes mutilados o en fuego, o los bebés que se apuntan a un ahorcamiento. Además, la propuesta está completada por la estupenda música de vanguardia de Alexander Bălănescu y Keith Tippett.
