Carla Pereira Docampo y Juanfran Jacinto son los directores de Metamorphosis, uno de los cortos más personales, sorprendentes y recomendables del 2019. Ha participado en numerosos festivales y ha recibido el apoyo de un estudio tan prestigioso como Autour de Minuit Productions. Además, nos ha dejado tan interesados que hemos querido conocer mejor el proyecto, a sus creadores y sus diez películas favoritas de animación, lista que puedes descubrir aquí.
¿Qué había en el relato de Pablo Lukas para animaros a convertirlo en un cortometraje?
Reunía componentes que siempre nos han interesado, esa mezcla de costumbrismo sobrenatural. Nos pareció que Pablo era muy hábil mezclando lo poético con lo truculento. Además el cuento era realmente muy breve y muy directo, sin florituras, con un final delirante y despiadado, cosa que nos encantó.
¿Cuáles fueron las principales inspiraciones o influencias que teníais en mente en el diseño de la estética, la escritura del guion y la dirección del corto?
Para la estética del corto utilizamos los diseños de Carla. Ella siempre tuvo muy presente que para desarrollar un lenguaje propio era importante desembarazarse sobre todo de la vergüenza e intentar un contacto directo con el inconsciente. A nivel plástico el imaginario de un artista hoy en día es muy amplio y está lleno de referencias culturales, audiovisuales, pictóricas, fotográficas.. por eso nos parecía tan importante escudriñar y bajar a lo más profundo de nuestro inconsciente e intentar volver con algo medianamente genuino.
Está claro que existe un número finito de arquetipos, pero si todo estuviera ya contado seríamos prescindibles. Nos gustaba la idea de despertar sentimientos adormecidos en el público, sincerarse con uno mismo para provocar en el espectador emociones similares.
También nos preocupaba dotar a los personajes de tridimensionalidad para que se relacionaran entre sí de manera orgánica. Por otro lado el contraste entre los diseños feístas y los decorados y el mobiliario realista de Juanfran siempre nos pareció muy interesante.
En cuanto a la dirección los dos hemos consumido mucho cine pero no lo hemos estudiado en ninguna escuela ni nada así, aunque siempre nos interesó como medio comunicativo. Cuando Juanfran era pequeño su tío le ponía películas de cine mudo y películas de terror y en general a los dos siempre nos fascinó contar cosas a través del lenguaje cinematográfico. Con Metamorphosis aprendimos muchas cosas que como espectadores nos pasaban inadvertidas, por ejemplo que las emociones necesitan tiempo y todo eso se decide en montaje. Nuestra formación tuvo lugar en movimiento. También entendimos que lo que queríamos hacer estaba más relacionado con no mostrar, que cuanto más sugerente más impactante. Creemos que lo que estimula al espectador es que lo desafíes, que pueda encontrar varios niveles de lectura en lo que le estás enseñando.
La idea era crear a lo largo de todo el corto una atmósfera de amenaza abstracta despersonalizada, ayudándonos a través de la fotografía, los sonidos, la música, la estética, los tiempos, los tiros de cámara y la narrativa en general.
¿Cómo fue dirigir a dúo? ¿Tomabais todas las decisiones de manera consensuada, cada uno se centraba en unos aspectos?
El proceso de gestación fue muy estimulante para los dos, al principio sólo teníamos claro que el corto iba a estar dirigido por una lógica sobrenatural y que lo costumbrista y lo perturbador convivirían, a partir de ahí fuimos construyendo juntos. En cambio el rodaje fue más como una guerra, porque aunque en un rodaje hay oscilaciones de intensidad siempre hay que correr. Los dos nos conocemos hace muchos años y hay dinámicas que tenemos naturalizadas pero que a lo mejor para el resto del equipo resultaban un poco extravagantes. Tenemos una relación tan estrecha que cuando nos pasa algo nos cuesta no pensarlo a través de la mirada del otro.
¿Cuántos días duró el rodaje?
Sin contar la preproducción que duró un año o así, (entre que escribimos el guion e hicimos el plan de producción antes de empezar a rodar) pues desde que avisamos a instituciones y tal de que íbamos a empezar el corto fueron 7 meses, empezamos en julio y hasta enero, febrero estuvimos sólo los dos directores básicamente haciendo todavía cosas hasta marzo que nos fuimos a Francia a supervisar el etalonaje y el montaje de audio. Así que 8 meses sin contar pre y posproducción.
En los créditos del corto, en el apartado de ‘puppets’, figuran cuatro nombres, entre ellos los vuestros. ¿Quién diseño los muñecos? ¿Quién los construyó? ¿Por qué ese aspecto tan peculiar?
Los diseños son de Carla y los muñecos se hicieron entre varios miembros del equipo. Oscar Rodríguez era el jefe de taller, los dos directores modelamos cabezas, manos y pies, Sonia Iglesias hizo las estructuras que llevan por dentro, la ropa la cosió Victoria Carrascosa en base a la estética de Carla y Anna Deschamps se encargó sobre todo de los props. Todos los miembros del equipo tenían unas trayectorias y un talento de tal calibre que los directores sólo podíamos sentirnos agradecidos con ellos por ser tan generosos con nosotros.
En cuanto al aspecto de los muñecos suponemos que es fácil sentirse identificado con el «monstruo» si te ha acompañado a lo largo de tu vida un sentimiento de inadecuación constante, como es el caso. Carla ha trabajado siempre de una manera bastante intuitiva así que cualquier explicación que busquemos no dejará de ser un ejercicio de intelectualización a posteriori. Lo cierto es que siempre nos han gustado los personajes rotos, con problemas para adaptarse que les obstaculizan bastante la vida en el mundo.
¿Cómo se fraguó la coproducción con Francia, la entrada de un estudio tan destacado como Autour de Minuit Productions y la participación de la prestigiosa cadena ARTE?
Hace años cuando decidimos hacer Metamorphosis la idea era compaginar nuestros trabajos precarios con el rodaje, el corto era simplemente una válvula de escape de alguien que quiere hacer cosas y que no tiene una forma económicamente sostenible de hacerlo. El trabajo de dirección es un trabajo de motivación porque no tiene una rentabilidad clara, pero pronto comprendimos que así no lo íbamos a terminar nunca así que llevamos el proyecto al Incubator de Animac, donde lo expusimos. Por lo visto allí nos vió José Luis Farias, director de 3D Wire (actual Weird Market) que se nos acercó e insistió que lleváramos el proyecto al festival para hablar con Nicolás Schmerkin, de la productora Autour de Minuit, que acudiría aquella edición. Dijo que nuestro proyecto encajaba perfectamente con el tipo de trabajos que la productora solía financiar. Y efectivamente funcionó. Nos reunimos con Nicolás y aunque sólo teníamos los diseños, algunas fotos de uno de los set terminados y la estructura que nos hizo Sonia, él apoyó el proyecto y fue quién finalmente consiguió el apoyo de la cadena ARTE.
¿Cuál ha sido el comentario de un espectador que más os haya llamado la atención?
Bueno, la verdad es que ha habido comentarios de todo tipo y muchos muy estrambóticos, para nuestro deleite. A Carla le escribió una vez un mensaje larguísimo por facebook una crítica de cine australiana que había visto el corto en Anibar, el festival de cine de animación de Kosovo. Dijo estar muy interesada en el corto y lo relacionaba con un proyecto en el que ella estaba trabajando, basado en la idea del crítico de cine francés André Bazin de que las antiguas momias suponen el origen de todas las artes plásticas. En el mensaje explicaba que los faraones embalsamaban sus cuerpos para asegurar la vida después de la muerte y los rodeaban de figuras de terracota que sustituyeran a los cadáveres putrefactos en caso de peregrinación del cuerpo. Más adelante la nobleza sustituyó esta práctica por la pintura de retratos, con la misma finalidad. Y después lo hizo la fotografía. Ahí acababa la hipótesis de André Bazin y empezaba la suya. Contaba que la raíz etimológica de la palabra «animar» viene del latín «animare», de la indo-europea noción de «espíritu», insuflar aliento, dar vida. Es decir que si el stop motion es una forma de resurrección y nosotros habíamos rodeado a nuestros personajes de taxidermia (es decir una forma de momificación, de preservación post-mortem) habíamos desafiado los límites de la vida, la muerte y la longevidad a través del protagonista del corto. Hacía alusión al final (que no vamos a desvelar) y nos preguntaba cómo definíamos la muerte y porqué habíamos decidido representar la vida rodeándola de animales disecados, es decir de muerte.
¿Podéis adelantarnos algo de los proyectos que tengáis entre manos (o en mente) cada uno de vosotros?
Queremos seguir trabajando juntos y tenemos al menos tres proyectos en mente, algunos más elaborados que otros y muchos que son solo desvaríos. Lo único cierto es que tenemos un futuro incierto delante pero esperamos que al menos sea juntos.
Ah bueno, aunque no es un proyecto personal sí es seguro que a partir de enero trabajaremos juntos en la película de stop motion Os demónios do meu avô, una co-producción entre Portugal, Francia y España, dirigida por Nuno Beato y que se rodará en Lisboa.
¿Seríais los dos tan amables de recomendarnos un director poco conocido, o en el inicio de su trayectoria, que merezca la pena descubrir?
Nos encanta Jack Stauber, tiene sólo 24 años y hace sus propios video clips en stop motion para las canciones que compone. Su música es una especie de avant-pop, muy experimental, muy loco, igual que sus animaciones. Tiene un talento brillante para todo.
También nuestras compañeras Núria Poveda, Marina Donderis y Marina Cortón que se presentan este año a varios festivales de animación para conseguir financiar su primer corto, Becarias, que habla con humor acerca de la precariedad laboral.
Termino con una pregunta para Carla: ¿qué tal fue la experiencia de trabajar en la serie Clay Kids?
Bueno, no hay día que no sienta gratitud hacia aquel proyecto. Fue mi primer trabajo como animadora stop motion y lo recuerdo como algo bastante abrumador y bastante emocionante. Javier Tostado buscó alumnos en Bellas Artes para animar en el piloto de su serie y allí me encontró y me cambió la vida. Recuerdo que entonces yo compaginaba las clases con un trabajo fregando platos en un restaurante de Benimaclet. Me sentía bastante confundida y desorientada con respecto a mi futuro laboral, así que viví la oportunidad de Clay Kids con mucha emoción, todo era nuevo y excitante.