1943: Red Hot Riding Hood

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Red Hot Riding Hoodamazon

Tex Avery.
RED HOT RIDING HOOD.
10/10 – EL OLIMPO

Categoría: Cortometraje.
Guion: Rich Hogan.
Año: 1943.
País: Estados Unidos.
Género: Comedia.
Técnica: 2D.
Estudio: MGM.
Idioma: Inglés.
Categoría: Slapstick, Humor Absurdo / Disparatado.
Duración: 7 min.
Clasificación por edades: Todas las edades.

Red Hot Riding Hood es una obra esencial de la historia de la animación por muchos motivos. Por lo pronto, debito a su éxito, deparó multitud de continuaciones o reapariciones de los personajes, entre ellas la igualmente popular Little Rural Riding Hood (1949).

Por otra parte, es un buen ejemplo de cómo, en buena parte de los 40, los cortos estaban orientados, sobre todo, al público adulto: bastaba con pasar la censura para que pudiera proyectarse en cines, sin preocuparse mucho por qué gags entendería la infancia. En esta reinterpretación del cuento de Caperucita Roja, ella es una sexy bailarina de un club nocturno, la abuela una ‘madame’ de la alta sociedad que desea al lobo y este, a su vez, está obsesionado con Caperucita. La interpretación sexual es obvia y depara algunos de los más inspirados gags.

Además, posee la brillante personalidad del gran Tex Avery y es particularmente característico de su etapa post-Warner Bros. Hay una ruptura de la cuarta pared nada más comenzar, multitud de chistes visuales y verbales, abundantes gags que desafían la física y/o la lógica, y constantes guiños a un espectador cómplice. Y por supuesto, para los amantes de la animación, el sofisticado uso del medio y el inspirado diseño de Preston Blair de Caperucita son dos alicientes extra.

Paul Wells, en su excelente libro Understanding Animation (Routledge, 1998), escribe a propósito del corto como parte de su análisis del cine de Tex Avery, en un apartado dedicado al reconocimiento del tormento y el tabú. Acerca del cambio de rol de los personajes principales respecto al cuento tradicional, escribe lo siguiente: “Al redistribuir los roles y la identidad, Avery redefine y traslada la noción de estatus y poder en sus personajes. Dado que son libres de seguir sus más instintivas motivaciones y deseos, los personajes de Avery no prestan atención a la etiqueta social, las normas culturales o las jerarquías predominantes de influencia y efecto. Eso les libera para comportarse enteramente ‘en el momento’ y en el contexto del gag mismo. Claramente, esta liberación no determina meramente los aspectos de estatus y poder, sino que privilegia los imperativos psicológicos, emocionales y físicos habitualmente tergiversados o reprimidos en ‘lo social’. Avery deja a sus personajes que jueguen libremente con sus apetitos y motivaciones irracionales y, por tanto, revelen sus más profundas obsesiones, los instintos más primarios y los aspectos más imperfectos de la condición humana”.

El corto fue votado como el séptimo mejor de la historia por más de un millar de profesionales de la animación para el libro editado por Jerry Beck, The 50 Greatest Cartoons (1994). La publicación incluye el siguiente texto de Joe Adamson: “comparte muchas de las características estilísticas de otros ‘cartoons’ de la primera etapa de Tex Avery en MGM (…): imágenes elaboradas; sofisticada y fluida animación de Irven Spence, Ed Love y Preston Blair con este ‘valor de producción’ de estilo pseudo-Disney que en la MGM establecieron Harman e Ising; y, metido en la maleta de Avery el día que dejó Warner Bros., un sentido del humor insistente y casi consciente de sí mismo que dirigía la atención hacia el hecho de que estaba destrozando los tabús de los cartoons”.

Por cierto, ¿os parece también que la escena en la que el lobo ve por primera vez la actuación de Caperucita fue una clara influencia de la similar escena con Jessica Rabbit en ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988)?

Reseña Panorama
Puntación
10
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