Lamis Bredis, Valentina Brumberg y Zinaida Brumberg. Categoría: Película. |
Propavshaya gramota, conocido en inglés como The Lost Letter (la carta perdida), es el segundo largometraje de animación de la Unión Soviética, tras El nuevo Gulliver (1935). Es en cambio el primero realizado con dibujos a mano y enteramente animado -el anterior emplea stop motion e incluye imágenes con actores de carne y hueso- y el primero en color creado fuera de Hollywood. Finalmente, es el decimosegundo film de animación tradicional que se conserva -precedido en solo unos días por Los tres caballeros (1944), de modo que pertenece a los inicios de la técnica.
La película está dirigida por Lamis Bredis junto a las hermanas Valentina y Zinaida Brumberg, habitualmente denominadas las abuelas de la animación rusa, que desde finales de la década de los 20 hasta la muerte de la hermana mayor, realizaron más de medio centenar de obras, yo diría que la mayor trayectoria de mujeres animadoras junto a la de Lotte Reiniger.
Por entonces formaban parte de Soyuzmultfilm, posiblemente el más importante estudio soviético, nacido en 1936 con la intención de copiar sin disimulo alguno el estilo de Walt Disney Studios para tratar de repetir su éxito. Sin embargo, progresivamente fue abrazando otros caminos estéticos y narrativos, vertiente de la que el film que nos ocupa es un buen ejemplo.
Este fue el primero de los tres largometrajes de las hermanas Brumberg, pero ignoro hasta qué punto querían emprender un largometraje desde el inicio del proyecto, pues por entonces ya habían dirigido cortos con una duración cercana: Skazka o tsare Saltane (1943) dura 35 minutos, por ejemplo. Es posible que las exigencias de la trama llevaran la duración más allá de los 40 minutos que se consideran como tope para un cortometraje. Quizá por eso es, incluso después de su reciente redescubrimiento, una obra tan poco conocida: hasta el inicio del siglo XXI, era El caballo mágico (1947) el que se mencionaba como primer largometraje con dibujo a mano de la Unión Soviética.
Es una pena que no goce de mayor reconocimiento y popularidad, porque Propavshaya gramota es una muy estimable película que evidencia el talento de las hermanas Brumberg. Para la época, la animación es sorprendentemente fluida: si no alcanza el estándar de Disney es por cuestiones industriales, pero no palidece frente a los dos films que había creado Fleischer Studios, el estupendo Saltarín va a la ciudad (1941) entre ellos.
También es muy interesante el diseño de los personajes, algo caricaturizados pero sin renunciar a un bienvenido realismo, y los fondos son una preciosidad que reflejan bien la vida rural del siglo XIX -la retratada por Nikolai Gogol en el relato homónimo publicado en 1831-. El film incluye notables pasajes como las danzas folclóricas del inicio, el descenso a una suerte de infierno poblado por demonios al mando de una malvada bruja y un caballo con la crin en llamas muy bien animado y diseñado.
Ahora bien, todo sea dicho, Propavshaya gramota no ha envejecido del todo bien porque el material de partida -el relato de Gogol– incluye continuas referencias religiosas y porque el vocabulario que emplea el protagonista no parece el más edificante para la infancia actual. Claro que ese aspecto, junto con sus imágenes cercanas al cine de terror, convierten su visionado en satisfactorio para los adultos. De hecho, casi podría considerarse, desde una perspectiva moderna, como un film de animación para adultos.