Robert Cannon, John Hubley. Categoría: Cortometraje. |
Al éxito de Ragtime Bear (1949), primera aparición de Mr. Magoo, United Productions of America sumó el de Gerald McBoing-Boing, adaptación del relato de Dr. Seuss con el que consiguió su primer Oscar. La estatuilla y el favor del público fueron importantes, naturalmente, pero para la historia de la animación es aun más crucial que el estilo estético de UPA se impusiera como una de las principales vertientes de los 50 y como una alternativa al hiperrealismo de Disney y a la anarquía cómica de Warner Bros. Cartoons que representan Tex Avery o Bob Clampett.
En muchos aspectos, se habla de la filmografía de la UPA como de una europeización de un medio esencialmente estadounidense hasta entonces. Con diseños estilizados, fondos minimalistas con aspecto de boceto, un tratamiento del color nada realista que dependía además del estado de ánimo de los personajes y amplio uno de la animación limitada -multitudes estáticas, menos fotogramas por segundo de lo habitual en la industria…-, el estudio logró desarrollar un estilo experimental pero no reñido con los gustos del espectador y que contaba con la ventaja adicional de ser mucho más barato de producir.
Gerald McBoing-Boing es una de las obras que mejor ejemplifican la estética de la UPA y cuenta con el aliciente adicional de introducir una narrativa igualmente inusual, especialmente por el tratamiento del sonido, que aquí se convierte en un aspecto clave para definir al personaje homónimo.
Paul Wells, en su excelente libro Understanding Animation (1998), analiza el corto en el apartado dedicado al sonido y escribe: “el estilo del film es expresionista con escasas representaciones formales de objetos como significantes de un espacio en particular. Líneas, formas y colores sencillos constituyen el entorno. (…) El film destaca con éxito el lenguaje del sonido como una herramienta narrativa, definiendo su personaje central gracias al aparato no diegético de la voz en off e interludios musicales y, más importante aún, gracias al cambio de efectos de sonido como imposición no diegética al guion a una voz diegética en el guion”.
El corto fue votado como el noveno mejor de la historia por más de un millar de profesionales de la animación para el libro editado por Jerry Beck, The 50 Greatest Cartoons (1994). Incluye la siguiente reseña de Arthur Knight, publicada en 1952 en The Saturday Review: “Desde los días de Los tres cerditos (1933), de Disney, un corto no provocaba tanto revuelo en las calles. (…) su revolucionara distinción reside en su atractivo para la imaginación y la mentalidad adulta. Sus dibujos son sobrios y limpios, sus fondos son meros esbozos y bocetos. El color es empleado libre y sugerentemente, no de manera realista. La música, compuesta por Gail Kubik, es osadamente moderna, plenamente concordante. Y esta economía de medios ha producido un filme con un humor y un espíritu más ricos que los ‘cartoons’ convencionales meticulosamente detallados. No es el menor de los deleites de este pequeño corto la ausencia de animales adorables. Incluso la gente es diferente. Tienen el aspecto de personajes de dibujos, lo que, después de todo, es lo que son”.
Dado el éxito, United Productions of America produjo tres cortos más con el personaje, empezando por Gerald McBoing-Boing’s Symphony (1953), y una serie, The Gerald McBoing-Boing Show (1956). Por lo visto, la duradera popularidad del personaje animó a Cookie Jar Entertainment a producir una segunda serie, titulada como este corto y estrenada por Cartoon Network en el 2005.