1962: Simbad el marino (Arabian naito: Shindobaddo no bôken)

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Simbad el marino (Arabian naito: Shindobaddo no bôken)amazon

Yoshio Kuroda y Taiji Yabushita.
SIMBAD EL MARINO (ARABIAN NAITO: SHINDOBADDO NO BÔKEN).
6,5/10

Categoría: Película.
Guion: Morio Kita y Osamu Tezuka.
Año: 1962.
País: Japón.
Género: Aventura, Acción, Musical.
Técnica: 2D, Anime.
Estudio: Tôei Dôga.
Idioma: Japonés.
Característica: Marino, Princesas.
Duración: 1h 21min.
Clasificación por edades: Todas las edades.

Simbad el marino es el quinto largometraje de Tôei Dôga: sucede a Las aventuras de Robin (1961) y precede al más popular El pequeño príncipe y el dragón de 8 cabezas (1963). Esta no es una de las más recordadas producciones del estudio, pero aún así ha sido editada internacionalmente -en España fue comercializada en DVD, por ejemplo, gracias a Divisa-, en parte por la buena red de distribución de la compañía, en parte porque tiene su encanto. Eso sí, hay dos reclamos extras: el gran Osamu Tezuka de guionista y la banda sonora de Isao Tomita, aunque por entonces estaba en los inicios de su trayectoria -esta fue una de sus primeras composiciones para cine-, así que su personal estilo no se aprecia aquí.

La película es característica de la primera etapa de Toei Animation, cuando aún no había perfeccionado el funcionamiento del estudio y no se había convertido en la industria de dibujos animados que pronto fue. La estética no está mal, de hecho posee su atractivo y el realismo conseguido es estimable, pero la animación seguía lejos de la sofisticación lograda contemporáneamente por Disney o Soyuzmultfilm.

Es ese apartado el que más limita el disfrute, sobre todo si se compara con el estándar de un anime creado para el cine de solo dos décadas después. Por otra parte, aunque ya no dependía tanto del modelo de Disney, no faltan aquí algunos animales adorables, como un gato y un tierno ballenato que hasta se sube a la cubierta del barco no se sabe muy bien por qué.

La narración tampoco es del todo satisfactoria, pues las secuencias inspiradas -el autómata que toca varios instrumentos, la estatua que vigila la isla del tesoro…- conviven con otras poco logradas, como un clímax mal planificado que resulta frustraste por escamotearnos los planos más interesantes. En general, da la sensación de que le hubiera venido muy bien mejores directores.

Dato curioso: este fue el cuarto largometraje que se inspiró en el folclore árabe, tras Las aventuras del príncipe Achmed (1926), dirigida por Lotte Reiniger, que además es el primero que se conserva; La Rosa di Bagdad (1949), dirigida por Anton Gino Domenighini, una de las dos primeras películas italianas; y Las mil y una… (1959), dirigido por Jack Kinney, primer largometraje de United Productions of America.

Reseña Panorama
Puntuación
7
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