Jirí Trnka. Categoría: Cortometraje. |
Jirí Trnka no volvió a dirigir una película tras El sueño de una noche de verano (1959), su obra maestra basada en el texto de William Shakespeare, en parte por el escaso éxito que tuvo, en parte porque debía de estar harto de las constantes injerencias del gobierno comunista, que más de una vez le había obligado a adaptar a autores del país en lugar de fijarse en extranjeros como Shakespeare o Cervantes -adaptar El Quijote fue uno de esos proyectos truncados-.
A la denuncia del autoritarismo está dedicada Ruka, su valiente y comprometida despedida del mundo del cine -murió cuatro años después-. La protagoniza un alfarero, la figura del artista, que solo desea dar forma a una maceta para su flor preferida, de la que imagina que crecerá una preciosa rosa. Llama entonces a su puerta una mano gigante, el poder autoritario, que le obliga a realizar una escultura con su forma.
El artista se resiste pero acaba cediendo ante la todopoderosa insistencia de esa mano que puede entrar en su hogar con toda facilidad. En fin, la tesis está tan clara que en un momento dado vemos a ese artista enjaulado y siendo manejado como un títere por la mano en cuestión.
Jirí Trnka escenifica esta lucha entre el arte y el autoritarismo con su brillante animación stop motion habitual, con uno de esos muñecos exquisitamente diseñados a los que otorgaba vida sin necesidad de animar el rostro: él consideraba que era bárbaro hacer hablar a una marioneta. Un planteamiento que redondea una excelente puesta en escena y una narración de maestro.
Finalmente, es interesante que para la banda sonora recurriese a una pieza de vanguardia estridente y percusiva interpretada al piano. La composición transmite eficazmente la angustiosa y opresiva atmósfera que reina en el corto y Trnka aprovecha para sincronizar algunos movimientos con la música. Además, el piano es un instrumento cuya interpretación casa asombrosamente bien con esa mano que acecha al artista protagonista. Es casi como si la mano en cuestión estuviese golpeando las teclas del piano.
El libro Animation Unlimited (2004) lo selecciona en su lista de cincuenta cortos innovadores desde 1940 e incluye la siguiente cita del autor: “La mano es omnipresente. Nunca hizo una distinción entre nacionalidades y forzó cada individuo a hacer cosas que no quería hacer por su propia voluntad… La víctima puede ser cualquiera en los tiempos antiguos, o Galileo Galilei, Oppenheimer en otro tiempo”.
Cuando Jirí Trnka murió, el gobierno organizó un funeral de estado. Irónicamente, este corto fue prohibido durante veinte años. El paralelismo con su obra final es tal que resulta descorazonador.