Tatia Rosenthal. Categoría: Película. |
Tatia Rosenthal debutó en la dirección de largometrajes con esta adaptación de relatos cortos de Etgar Keret, que participó como coguionista. El guion, del que me ocuparé más adelante, es interesante, pero lo mejor de $9.99 es la parte visual. La directora desarrolla el tipo de stop motion de su corto A Buck’s Worth (2005), una suerte de anticipo de este film puesto que se trata de una primera versión de la escena inicial. Quiere eso decir que optó de nuevo por muñecos de aspecto artesanal que logran un interesante equilibrio entre realismo y experimentación -varios rostros tienen toques de pintura que les dan un aire inquietante, o enfermizo, o de escultura de arte contemporáneo, según cómo se miren-.
La animación, enteramente realizada con stop motion salvo un par de breves fragmentos dibujados, es estupenda. No me refiero a que sea técnicamente impecable al estilo de las películas de Aardman o Laika, pero sí a que en el contexto de esta historia resulta muy eficaz. Por supuesto, no es solo una cuestión de animación, también de puesta en escena, pero hay miradas o expresiones de los personajes que transmiten tantas emociones como un buen actor. El atractivo visual, además, lo completa la excelente dirección artística: las viviendas en las que transcurre buena parte de la acción son tan reveladoras acerca de sus habitantes como algunos de los más lúcidos diálogos.
Y ahora sí me ocupo del guion, que desarrolla una sugerente estructura episódica y coral a partir de las vidas entrecruzadas de los habitantes de un humilde edificio de un suburbio australiano. Al estilo de Vidas cruzadas (1993), Magnolia (1999) o Amores perros (2000), Rosenthal y Keret van pasando de una subtrama a otra y procurando enlazarlas, aunque aquí las historias no están tan bien hiladas y la narración, a pesar de sus muchos puntos fuertes, no es tan poderosa como en esos tres magistrales ejemplos. Tampoco parece pretenderlo, porque en la parte final se entrega casi enteramente al realismo mágico introducido tímidamente hasta entonces. Para quien esto escribe el desenlace es sorprendente y muy imaginativo, pero comprendo que gustará en la medida en la que uno acepte bien ese progresivo alejamiento del realismo que ha predominado durante casi toda la película.
Nathan Southern le dedica este párrafo final en su crítica para Allmovie: “en el análisis final, $9.99 pide ser vista a pesar de sus defectos narrativos menores -por su bravura visual, por su entendimiento del espíritu humano y por su poco convencional humor. No llega a ser la obra maestra que Rosenthal obviamente buscó, pero anuncia la presencia de una gran nueva artista”.
En conjunto, es una estimulante propuesta que gustará sobre todo a los amantes de la vertiente alternativa de la animación para adultos y cuyo visionado se puede completar con el de otra deliciosa rareza de stop motion: Mary and Max (2009), dirigida por Adam Elliot.
$9.99 estuvo nominada al Annie Award como Mejor película, junto a Bolt, WALL·E, Vals con Bashir y la ganadora, Kung Fu Panda.