Jorge Blanco, Javier Abad y Marcos Martínez. Categoría: Película. |
Planet 51 fue la primera incursión de la industria de la animación española en los largometrajes de gran presupuesto. De hecho, con un coste de 60 millones de Euros, fue la coproducción española más cara hasta entonces. Cifra que, en el ámbito de la animación, no fue superada hasta diez años después -y fue por El parque mágico (2019), otra película concebida en las instalaciones de Ilion Animation Studios-.
Esta última compañía es clave, pues fue la primera de España que logró realizar un film de animación con una factura que le permitía competir con las superproducciones de Hollywood. No con Pixar, que llevaba una década a la vanguardia de la animación 3D -ese mismo año estrenó la fantástica Up y el año anterior había propuesto la obra maestra WALL·E-, pero sí podía compararse, desde un punto de vista estético, con la filmografía contemporánea de Blue Sky Studios o los inicios de Illumination, por ejemplo.
Con un presupuesto considerable pero, aún así, inferior al de los grandes estudios de Hollywood –Monstruos contra Alienígenas, la película que DreamWorks Animation estrenó ese año, costó casi tres veces más-, Ilion Animation Studios hizo un muy buen trabajo. Debía de haber muchos talentosos profesionales implicados, porque el aspecto del film y la animación es excelente.
También la premisa de Planet 51 es muy atractiva: un astronauta llega a un planeta habitado por unos extraterrestres verdes que le consideran un alien al que hay que temer. Ese planeta se parece mucho al Estados Unidos de los años 50 y la sociedad que han desarrollado replica casi exactamente la de la Tierra. Pues bien, tan prometedor punto de partida es terriblemente desaprovechado por Joe Stillman, habitualmente inspirado guionista (Shrek, Shrek 2, El rey de la colina…).
Nos obsequia con ocurrencias ingeniosas, como las parodias de Cantando bajo la lluvia (1952) y Star Wars o un chiste a costa de dónde tenemos la antena los terráqueos -sí, muy sofisticado no es-. También hay una bienvenida cuota de gags visuales cercanos al slapstick clásico. Incluso figuran personajes con cierto encanto, como el robot o esa suerte de perros extraterrestres que parecen pequeños aliens.
Sin embargo, todo el desarrollo de la trama, las dinámicas entre los personajes y hasta el empleo de música sigue al pie de la letra el libro de texto del cine familiar comercial menos imaginativo. Casi todas las escenas han sido ya vistas en multitud de películas y los acontecimientos se suceden sin justificación alguna, así que implicarse en su desarrollo exige una suspensión de la incredulidad muy alta. Tampoco ayuda que el astronauta que precisa ser salvado, de actitud chulesca, resulte antipático durante buena parte del metraje.
En fin, Jorge Blanco, Javier Abad y Marcos Martínez realizaron un buen trabajo teniendo en cuenta el material del que disponía y hay secuencias convincentes, pero es una pena que tan sugerente premisa se convierta en una sucesión de lugares comunes, personajes estereotipados y parodias en lugar de crear una narración sólida.
Ninguna de sus limitaciones puede negar, no obstante, la enorme importancia de Planet 51 para la industria de la animación española. Ilion Animation Studios mostró de lo que era capaz de manera tan convincente que Javier Fesser eligió al estudio para que animase Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo (2014), Paramount Animation le encargó El parque mágico y Skydance Animation se asoció con la compañía madrileña para que realizase sus primeros largometrajes -para finalmente comprarla a principios del 2020 y así crear Skydance Animation Madrid-. Todos pensaron, y con razón, que era un socio ideal.
Es más, sin que esto reste nada de mérito a Lightbox Entertainment, el éxito de Planet 51 posiblemente facilitó que Las aventuras de Tadeo Jones (2012) se estrenase en prácticamente todo el mundo: al fin y al cabo, la que nos ocupa fue la película española de mayor recaudación mundial en el 2009 -superó incluso a Ágora, de Alejandro Amenábar– y la segunda más vista en Estados Unidos -solo superada por Los otros (2001), también de Amenábar-.