Juan José Campanella. Categoría: Película. |
Juan José Campanella, el director de películas tan maravillosas como El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001) y la obra maestra El secreto de sus ojos (2009), decidió probar suerte con la animación. Por entonces estaba en la cumbre de su carrera, acababa de conseguir un Oscar a la mejor película de idioma extranjero y su premiada película había sido un éxito internacional. Seguramente podía emprender el proyecto que quisiera y eligió la animación 3D.
Al dirigir Futbolín demostró una asombrosa versatilidad, pero le salió una propuesta menos interesante que el resto de su filmografía. Claro que eso lo afirmo porque el resto es excelente, no porque esta sea fallida. Lo que ocurre es que aquí uno no aprecia ni su personalidad como cineasta, ni su sensibilidad, ni esa extraordinaria capacidad para combinar humor con pasajes dramáticos que caracteriza buena parte de su trayectoria. Hasta sorprende que figure como coguionista Eduardo Sacheri, con el que Campanella escribió El secreto de sus ojos: no veo en nada la mano de estas dos brillantes mentes en el guion, más allá de algún gag ingenioso, que de esos no faltan.
Se nota por la estupenda animación que se trató de un proyecto ambicioso. Técnicamente solo está un pasito por detrás de Pixar o DreamWorks Animation -claro que costó poco más de una décima parte-, porque la estética está a la par con la del resto de grandes estudios de animación por ordenador. Las compañías que participaron realizaron un muy buen trabajo e imagino que influyó para bien la presencia de Sergio Pablos como supervisor de la animación, que también se embarcó en el proyecto con su The SPA Studios -antes de que su estudio pasase a denominarse así durante la producción de Klaus (2019)-.
La premisa de Futbolín es interesante: como la saga Toy Story pero adaptada a las figuras de hierro de un viejo futbolín. Por lo demás, el desarrollo de la trama es sencillo y previsible, pero posee su encanto e imagino que satisfará a los amantes del fútbol. El clímax, de hecho, transcurre en un estadio cuyos asistentes viven el deporte con esa pasión que caracteriza a la hinchada argentina.
Por otra parte, aunque no hay nada malo en el trabajo de los actores que realizaron el audio para España, el film gana mucho si se ve en la que podemos denominar versión original: la creada para Argentina con actores el país. Imagino que fue la que supervisó más detenidamente Juan José Campanella, la que más se acerca a su visión de la película y, eso seguro, la que más vida aporta a los personajes.
Es más, puesto que da la casualidad que hablamos el mismo idioma que en Argentina, me parece ridículo que alguien tomase la decisión de crear una segunda versión para España. ¿Acaso El hijo de la novia no logró millón y medio de espectadores en España? ¿De verdad creen los productores que habría tenido menos espectadores si los personajes hablasen con acento argentino? Igualmente triste me parece que exista un doblaje al “español neutro” para el resto de Latinoamérica. ¿Qué es el “español neutro”? Sí, por supuesto que hay alguna expresión local que se perderá quien no sea argentino, pero eso también ocurre con la adaptación a otras variantes del español. ¡Ay, qué pena que no aprovechemos el idioma común y que no apreciemos más la riqueza de sus múltiples acentos y variantes dialectales!