Olivier Jean Marie. Categoría: Película, Antología. |
Xilam es el estudio que alcanzó reconocimiento internacional, el respaldo de Netflix y una nominación al Oscar con ¿Dónde está mi cuerpo? (2019), la película dirigida por Jérémy Clapin. Antes de eso no le había ido tan bien con sus largometrajes, pero el fundador de la compañía, Marc Du Pontavice, había mostrado varias veces su predisposición a emprender proyectos inusuales. Pienso en Kaena – La profecía (2003), ambiciosa propuesta en 3D, o en el que nos ocupa, adaptación de la serie homónima que empezó a emitirse en 1998 en France 3.
Cierto que adaptar una serie no es el tipo de film que se suele considerar arriesgado, puesto que se trata de una propiedad intelectual ya conocida. En cambio, plantear un largometraje sin diálogos -al menos sin diálogos inteligibles-, con estructura episódica -incluye cinco historias relativamente independientes- e inspirado por el ‘cartoon’ clásico de Hollywood sí es un meritorio atrevimiento. En cierto modo, era un tipo de película que ya no se hacía. Lástima que solo lograra poco más de doscientos mil espectadores en Francia, cosa que seguramente le quitó las ganas a Xilam de emprender propuestas de este estilo.
Oggy et les cafards bebe de los más alocados cortos de la era dorada de la animación, de las obras dirigidas por genios como Chuck Jones o Tex Avery para Warner Bros. Cartoons y MGM, especialmente. Aquí asistimos a buena parte de las convenciones de los dibujos animados de esa era: cuerpos que se transforman hasta el extremo, narices que caen tras un golpe fuerte, caídas al vacío tras darse cuenta el personaje en cuestión de que está suspendido en el aire… Todos los elementos, incluida la banda sonora sinfónica, remiten a las décadas de 1940-1950 y funcionan como homenaje.
Dado que mantener el ritmo trepidante de varios gags por minuto de los referentes clásicos es muy difícil durante un largometraje, la parte final pierde algo de fuelle o de capacidad de seducción, pero le viene bien la estructura episódica para no perder el pulso. Por otra parte, que los personajes centrales protagonicen varias historias en distintas épocas -prehistoria, Edad Media, el Londres victoriano, el futuro a lo Star Wars…- aporta una bienvenida variedad y convierte el enfrentamiento entre Oggy y las cucarachas en una de esas interminables rivalidades tan habituales en la animación clásica.