Peter Sohn. Categoría: Película. |
El viaje de Arlo tuvo la poca fortuna de ser la siguiente película de Pixar tras la obra maestra Del revés (2015), dirigida por Pete Docter y Ronnie Del Carmen, y de estrenarse el mismo año que otra superproducción protagonizada por dinosaurios, Jurassic World (2015). Lo primero, dada la inevitable comparación, lastró su percepción por parte de crítica y público. Lo segundo puede que explique por qué fue el primer film de Pixar que generó pérdidas -rompió una asombrosa racha de 15 éxitos seguidos que comenzó con Toy Story (1995)-.
Dicho esto, es un Pixar menor al que no le hubiera ido mucho mejor aunque se estrenase en otro momento. Para empezar, a Peter Sohn, que por entonces sólo había dirigido un corto, el simpático Parcialmente nublado (2009), se le nota la inexperiencia en el terreno del largometraje, de modo que el conjunto es irregular y con carencias de ritmo. Sin embargo, también son cosa suya algunos de los aciertos de la puesta en escena en los que me detendré más adelante.
Más problemático es el guion que, cosa inhabitual en un proyecto de Pixar, resulta excesivamente familiar. Este viaje iniciático con el hogar del protagonista como destino repite elementos mil veces vistos, se desarrolla con una estructura clásica a más no poder y es previsible desde prácticamente el inicio. Ni siquiera evita el lugar común del padre / madre que muere en el primer acto, aunque en ese cliché del cine para niños ya había caído Pixar en la estupenda Buscando a Nemo (2003).
A pesar de todos esos aspectos decepcionantes, El viaje de Arlo es recomendable porque figuran escenas y detalles que no están nada mal. El personaje del niño es estupendo; las escenas de acción en los rápidos del río o durante las tormentas están bien narradas y son espectaculares; y la segunda aparición de los pterodáctilos, con parte de su cuerpo asomando entre las nubes, como si fueran tiburones pero al revés, es una idea brillante. También hay bienvenidos toques de humor, especialmente la escena del extravagante Styracosaurus que acumula animales protectores en sus cuernos, entre ellos el que le protege de “tener objetivos poco realistas”.
Y como de costumbre cuando se trata de Pixar, la animación es excelente y técnicamente deslumbrante. Las ilustraciones del paisaje prehistórico son una maravilla y confirman que la compañía había logrado crear animación 3D fotorrealista. Otra cosa es que los diseños de los personajes no sean ni particularmente memorables ni personales y que la senda fotorrealista, por asombrosa que resulte, no sea aquella que mejores resultados artísticos le ha dado a Pixar habitualmente: Del revés, por ejemplo, es bastante más atractiva visualmente.