Yulia Aronova, Benoît Chieux, Chaïtane Conversat, Antoine Lanciaux y Sophie Roze. Categoría: Película, Recopilatorio. |
Pack Màgic es la distribuidora responsable de que se estrenasen en España largometrajes tan recomendables como Phantom Boy (2015), El techo del mundo (2015) o Las vidas de Marona (2019). Pues bien, en el inicio de su actividad, propuso también Nieve y los árboles mágicos, uno de los largometrajes recopilatorios pensados para los más pequeños que, dado el interés artístico de los cortos incluidos, es también un regalo para los adultos cinéfilos que los acompañan en su visionado, además de para los amantes de la animación.
Este primer recopilatorio fue creado y distribuido en Francia por Folimage -una de nuestras productoras favoritas, artífice de clásicos como La profecía de las ranas (2003) o Un gato en París (2010)-, así que incluye tres estupendos cortos de su interesante catálogo más un cuarto de Les Films de l’Arlequin.
Este estudio es justamente el que produjo el que inicia el programa, Tigres en fila india, una delirante rareza escrita y dirigida por Benoît Chieux, con un humor muy personal que rara vez se ve en las propuestas aptas para público infantil, y cuya estética experimental recuerda a la de Mis vecinos los Yamada (1999), dirigida por Isao Takahata. Estos enfoques tan singulares, estéticos y narrativos, son los que nos gustaría ver más a menudo en el ámbito de la “animación familiar”.
El segundo corto, El pequeño brote, es también una maravilla. Su historia no parece seguir una estructura convencional, así que funciona más bien como una sucesión de estímulos visuales que resulta fascinante por su belleza -especialmente en la elección de colores- y por la imaginación que despliega Chaïtane Conversat.
El tercero, One, two, tree, escrito y dirigido por Yulia Aronova, es otra imaginativa delicia que seduce por su disparatada trama -un árbol se pone a andar y conoce a gente extravagante por el camino- y por la caricaturizada visión del mundo que desarrolla. Como además la banda sonora es un acierto y está muy bien sincronizada con la imagen, el resultado es redondo.
Nieve, el corto final, no parece al inicio tan deslumbrante como sus irresistibles predecesores. La estética es también personal pero no llama tanto la atención y su tono realista no resulta tan atractivo como las continuas ocurrencias de las tres obras anteriores. Sin embargo, poco a poco va revelando su particular encanto. Y es que tiene muchos aspectos interesantes: la atmósfera que crea, su sentido de la aventura, la inusual introducción de una cultura no occidental, el empleo de una lengua minoritaria que no subtitula, la contemplativa narración…
En conjunto, Nieve y los árboles mágicos es muy recomendable. De hecho, es la prueba de que la animación pensada para los más pequeños no tiene por qué conformarse con tramas minimalistas y estéticas sencillas. La imaginación desbordante y las propuestas visuales artísticas son siempre la mejor opción.