Jim Lujan, Bill Plympton. Categoría: Película. |
Bill Plympton se asoció con Jim Lujan para su séptimo largometraje. El primero se encargó -solito como de costumbre- de la animación, el segundo del guion, la banda sonora y la interpretación de numerosos personajes. Fue una de las pocas veces que el rey de la animación independiente, como lo llama Matt Groening, aceptó dirigir una obra en cuyo guion no había participado, primera vez en un filme. A tenor de lo visto, no me extraña que diera el sí: es una historia cercana a su universo de humor negro y a su visión satírica de la sociedad estadounidense contemporánea.
De todos modos, los seguidores de Plympton no tienen por qué preocuparse: como suya es la animación, se aprecia su personalidad en cada fotograma. Incluso la narración está impregnada de algunas de sus señas de identidad, ambas íntimamente relacionadas con su manera de animar. Me refiero a las transiciones sin costuras a partir de ingeniosas metamorfosis -un objeto se trasforma rápidamente en otro similar necesario en la siguiente escena- o sus peculiares puntos de vista, planos subjetivos incluidos -pienso, por ejemplo, en esos puños que golpean un rostro, ilustrados desde la perspectiva de la persona golpeada-. Cierto que el diseño de personajes es de Lujan, pero como es Plympton quien tuvo que dibujarlos una y otra vez para animarlos, se parecen a los suyos. Fondos y cómo son empleados, en cambio, son del todo ‘plymptonianos’.
Revengeance es una atractiva historia que refleja un submundo de bandas de motoristas, ex luchadores y políticos populistas. Eso que por simplificar denominamos la América profunda pero que, en esencia, no es tan distinto del resto de la civilización occidental si uno se fija en su lado más viciado y violento. El tono, eso sí, es invariablemente humorístico, no parece tomarse muy en serio a sí mismo y en ocasiones da la sensación de ser una parodia de películas de similar temática.
Tiene muchas posibilidades de gustar a los amantes del cine de Bill Plympton, especialmente quienes prefieran la primera parte de su carrera. Sin embargo, tras obras más personales y aventuradas como Idiots and Angels (2008) o Cheatin’ (2013), me pregunto si no es un pequeño paso atrás para él.