Jian Liu. Categoría: Película. |
‘Tenga un buen día’ es el irónico título internacional del segundo largometraje de animación de Jian Liu. Advierto que, en el momento de escribir esto, no he visto ese primer film, así que no puedo apreciar una posible evolución ni establecer comparaciones. Sí afirmo, en cambio, a tenor de lo visto en este, que se trata de un interesante realizador que posee un modo muy personal de contar historias. También ha desarrollado una estética igualmente singular con su animación y creo que en el caso de Have a Nice Day estética y estilo narrativo forman un todo -aunque admito que se trata únicamente de una sensación que no puedo apoyar con argumentos-.
Jian Liu propone un diseño de personajes y una propuesta visual que optan por el realismo. Salvo una divertida secuencia onírica -o alucinógena- que inserta en pleno trayecto en ascensor, todo lo que vemos podría haber sido filmado en imagen real sin realizar cambio alguno. En ocasiones, el rostro y expresión de los personajes se aproxima al efecto logrado con la rotoscopia.
Eso sí, el recurso a la animación confiere al film una estética particular que incide en el tono experimental de la puesta en escena. Además, la libertad creativa que favorece el medio le permite profundizar en ejercicios de estilo como la ya mencionada escena de la ensoñación o el exquisito cuidado del detalle en los fondos -pienso en la pared frente a la que habla el capo Liu shu la primera vez que le vemos, o en curiosidades como el lagarto que cruza las vías del tren-. Hasta se permite, por cierto, el auto guiño de colocar el póster de su ópera prima, Piercing I (2010), en el cibercafé que acoge varias de las más memorables escenas.
El otro aspecto interesante de Have a Nice Day es su guion. Por su estructura de historias cruzadas recuerda al Quentin Tarantino de sus inicios, aunque también veo similitudes con Lock & Stock (1998), de Guy Ritchie. Parecidos razonables aparte, me parece que traza su propio camino y que funciona como fábula moderna que alerta sobre el peligro del dinero fácil. Finalmente, a pesar de su hora y cuarto de duración, encuentra tiempo para hablar de la corrupción, de la pérdida de valores, de las escasas perspectivas de ciertos jóvenes y hasta menciona el Brexit, la llegada de Trump al poder y el auge de la tecnología -elemento, este último, clave en varios momentos del metraje y en su sorprendente desenlace-.