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Nick Kroll, Andrew Goldberg, Mark Levin y Jennifer Flackett. Categoría: Serie. |
La tercera temporada de Big Mouth tuvo un anticipo en forma de capítulo especial: My Furry Valentine, un musical de 46 minutos de duración dedicado a San Valentín. Eso sí, como puedes imaginar, se decantó por celebrar el día de un modo poco convencional y nada edulcorado. De hecho, bravo por los guionistas que, en su tremendo desenlace, logran que riamos mientras, al mismo tiempo, sentimos pena por el patetismo del personaje que lo protagoniza. En fin, fue un recuerdo de por qué la serie es tan atractiva.
El resto de la temporada, con los habituales diez episodios de unos veinte minutos de duración, estuvo lista el 4 de octubre y superó a sus antecesoras. Por lo pronto, posee las mismas virtudes: aunar humor con un sensible y delicado acercamiento a la sexualidad y otras importantes cuestiones. Sin embargo, afinó su amor y se atrevió con ambiciosos capítulos desde un punto de vista narrativo y estético.
Me detengo en dos. Primero, Duke -dedicado al fantasma de Duke Ellington, naturalmente-, una maravillosa historia en la que recuerda su juventud y su fascinación por el jazz -pero que también encuentra la manera de contar la historia del siglo XX a través de penes y desvelar con quién perdió la virginidad el gran pianista-.
El segundo, Super Mouth, cierre de la temporada, que es el más atrevido estéticamente. Aprovecha las habilidades con el dibujo de uno de sus personajes para convertir a los estudiantes en superhéroes, cada uno de los cuales es presentado con una detallada animación que se aleja del estilo habitual de la serie. Recuerda a similares experimentos estéticos de South Park.
Los demás episodios, eso sí, tampoco están nada mal y siguen abordando algunas de las más recurrentes inquietudes de los púberes y los retos a los que se enfrentan: la sexualización de las chicas, la adicción a la tecnología, cómo satisfacer el creciente deseo, la mala costumbre de poner notas a los compañeros de clase, el uso de pastillas para la concentración, el acoso…
Incluso figura un episodio sobre la masturbación y el orgasmo femenino, dos cuestiones muy poco vistas en televisión -casualmente, Padre de familia trató esto último solo dos meses después en Christmas Is Coming-. Además, encuentra tiempo para indagar en esa compleja relación humana llamada amistad a través de un inesperado final.
Estupenda temporada que reforzó el estatus de Big Mouth entre las mejores series de animación para adultos contemporáneas.
