Aitor Arregi, Jose Mari Goenaga y Jon Garaño. Categoría: Película. |
Cuando Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, directores de las delicadas y sensibles 80 egunean (2010) y Loreak (2014), unieron fuerzas con Aitor Arregi, el resultado fue una de las películas más singulares de la cinematografía española, Handia (2017). Este ambicioso film aunó una factura impecable con una narración intimista, descripción que se ajusta también a su siguiente obra, esta que nos ocupa. También es un largometraje de época, de una época oscura de la historia reciente de España: 1936, inicio de la Guerra Civil.
La trinchera infinita arranca con una trepidante secuencia, de esas que cortan la respiración. La huida desesperada de un hombre que fue concejal durante la república y que los nacionales mandan detener. Una secuencia que no escatima imágenes crudas, dolorosas, que sitúan de inmediato al espectador en el horror de tan triste periodo. Esa primera secuencia es también la que nos sitúa de su lado instantáneamente y la que permite comprender el porqué de su radical decisión: esconderse en su casa a la espera de una oportunidad propicia para huir.
El inteligente guion de Luiso Berdejo y Jose Mari Goenaga nos da igualmente en los primeros minutos unas mínimas dosis de información que bastan para entender las posturas de los dos personajes antagónicos. Por una parte, Higinio, el protagonista cuyo idealismo choca con una realidad poco luminosa, cuya responsabilidad muy posiblemente no vaya más allá del ámbito de un pequeño pueblo. Por otra, el vecino que padeció la cara más negra de la república.
Es mérito del guion, y de la hábil dirección de Garaño y Arregi, que acabemos por comprender a ambos y que, a pesar de la identificación que fomentan con Higinio y su valiente mujer, Rosa, también sintamos lástima por ese persistente vecino o, al menos, que nos parezcan humanos sus motivos. Es un lúcido ejemplo de las situaciones extremas que provocan las guerras civiles y los bruscos cambios de poder que propician.
Un tanto extremo es también el caso de Higinio y su entorno, una situación excepcional cuyas múltiples, intensas y muy contrastadas vivencias explora con admirable profundidad el film. No escatima los momentos crudos y de enorme tensión -ciertos pasajes beben claramente de los códigos del cine de terror-, pero tampoco renuncia a los pasajse bellos, tiernos o hasta humorísticos: todo el amplio arco de una vida humana a lo largo de varias décadas.
Entrando ya en los aspectos cinematográficos, o de narración audiovisual, si lo preferís, La trinchera infinita es muy interesante por los inusuales puntos de vista que desarrolla. Los directores aprovechan la condición del protagonista para mostrarnos su manera de ver el mundo y los planos que logran son, al mismo tiempo, de una gran fuerza visual y de exquisita sensibilidad. Así, con un recurso estrictamente visual, logran que veamos el mundo a través de sus ojos. Además de los ejemplos más evidentes -los planos captados entre las rendijas de su escondite o tras las ventanas-, pienso en esa conmovedora escena en la que revisa con comprensible atención, y con la ayuda de una lupa, las escasas fotos que posee de una vida que le es ajena aun siendo la suya.
Finalmente, la película no resultaría tan emotiva de no ser por las interpretaciones de Antonio de la Torre, excepcional una vez más, y de una magnífica Belén Cuesta a la que es un placer disfrutar en un contexto tan dramático -aunque saca a relucir su vis cómica puntualmente-. Tampoco despertaría nuestros sentimientos tan eficazmente sin la música de Pascal Gaigne, que firma otro excelente trabajo, labor que, como de costumbre, analizamos en la crítica de la banda sonora, La trinchera infinita (Quartet Records, 2019).
Nota: es interesante que en cuestión de semanas se estrenaran dos películas ambientadas en la Guerra Civil, esta y Mientras dure la guerra, pues sus planteamientos son radicalmente distintos. Les une, eso sí, su sensible e inteligente tratamiento de la época.
Nota: existe un documental que complementa este film y que interesará especialmente a quienes quieran conocer la historia del hombre que lo inspiró, el documental 30 años de oscuridad (2012).