Bashir El Deek. Categoría: Película. |
The Knight and the Princess es el primer largometraje de animación egipcio y el primero de producción árabe en ser seleccionado en el Festival de Annecy, cosa que ocurrió en su edición del año 2020. Es por tanto una obra pionera y solo por formar parte del programa del más importante festival de animación ya merece un lugar destacado en la historia de la animación árabe. Sin embargo, a pesar de su loable ambición artística, el presupuesto con el que fue realizada y las limitaciones industriales del estudio en el que fue animada dificultan que la ejecución cumpla con las necesidades de la narración.
La cinta, que adapta el relato árabe del siglo XVII Al faris wa al amira, tiene varios problemas. El más preocupante, por tratarse de una película animada, es justamente su pobre animación y, en general, su aspecto. Parece una obra de otro tiempo, como si naciera ya envejecida, de modo que el desigual diseño de personajes resulta poco atractivo por excesivamente familiar o, en el peor de los casos, por anodino o poco acertado -el protagonista es un caso paradigmático de falta de personalidad-.
En cuanto a la animación, es también irregular y en ocasiones vemos a personajes que realizan movimientos poco naturales -incluso en el contexto de una propuesta con toques fantásticos-. Lo peor, en cualquier caso, es que la animación por ordenador con estética 2D no está muy conseguida, nunca logra imitar el aspecto del 2D tradicional. Además, cuando puntualmente introduce elementos en 3D, como el fuego, el agua, un rayo, una escena con multitudes…, una y otra estética no casan nada bien, parecen provenir de films diferentes.
El aspecto más satisfactorio de The Knight and the Princess es su narración, apartado en el que Bashir El Deek realiza un estimable trabajo. La trama posee una interesante mezcla de aventura clásica y fantasía y los parece que obligados números musicales están bien introducidos y no detienen su avance. Además, es curioso que se haya atrevido a presentar tantas escenas de lucha, hasta el punto de que el clímax es prácticamente cine bélico, algo que rara vez se ve en las propuestas pensadas para público infantil. Lástima que copie algunos modelos de Disney -los demonios que cumplen la función de los animales cómicos, por ejemplo-, porque de lo contrario su argumento hubiera sido aún más singular.
Finalmente, lo mejor del largometraje es la banda sonora de Haitham Al-Khamissi. Los pasajes orquestales son estupendos, pero es que las canciones son muy inspiradas. Ese aspecto sí que no sigue el camino de Disney: incorpora una clara influencia de la música tradicional árabe, en ocasiones con un fuerte componente percusivo, que dota a la parte musical de una bienvenida personalidad.