Ingrid Agbo. Categoría: Cortometraje. |
Akplokplobito emplea la animación -no estoy seguro, es una hipótesis- porque es una forma de hacer soportable el horror que relata. Akplokplobito es el título del corto y el nombre de la niña protagonista, una niña que ya ha descubierto una de las caras más sórdidas del ser humano. Una niña, en fin, que ha vivido algo que ninguna debería vivir.
Pues bien, a pesar de que la obra desarrolla una estética más bien artística -o no, al menos, del todo realista- y de que la escena en cuestión apenas si muestra lo que ocurre, ese pasaje resulta prácticamente insoportable y produce espanto, un enorme rechazo. Eso sin contar que difícilmente se podría haber rodado una escena así con menores de edad. Ya ves que no desvelo nada, pero te puedes hacer una idea de a qué me refiero.
La animación, en definitiva, sirve para ilustrar, aunque sea de manera muy cauta, un drama que preferiríamos no tener que ver pero que solo al ser mostrado revela la dimensión del horror. Un drama amplificado por el hecho de que sucede en su barrio, dentro de los muros que deberían protegerla, donde debería sentirse segura.
Es valiente la propuesta de Ingrid Agbo, es inteligente la narración -solo entendemos el comportamiento de la niña en la parte final, cuando descubrimos su drama- y es un ejemplo más del poder de la animación como herramienta de denuncia.