Robert Cullen, José Luis Ucha, Mark Fattibene. Categoría: Película. |
Cuando el film comienza a reproducirse en Netflix, se lee un texto con la siguiente advertencia: “miedo y angustia”, lo que, por lo visto, explica por qué no es recomendado para menores de siete años. Me parece divertidísimo que alguien considere que una película tan inofensiva y, en cierto modo, noña, pueda causarle a algún espectador miedo y, más asombroso aun, angustia. ¡Ni que la hubieran dirigido Jan Svankmajer o los hermanos Quay!
En fin, supongo que es un signo de los tiempos esa sobreprotección audiovisual de la infancia en tantas producciones que eliminan cualquier elemento mínimamente oscuro, controvertido o que pueda provocar cierta incomodidad entre los adultos que les acompañen en su visionado. Imagino que no hace falta decirlo, pero aquí no hay nada que se salga del estándar de una propuesta comercial apta para público infantil y, a su lado, el cine de Pixar parece un complejo drama para adultos.
Dado que no soy un entusiasta seguidor de la saga nacida de la línea de juguetes de Hasbro, leo que My Little Pony: Una nueva generación es el primer film de la quinta generación de ponis ligeramente antropomórficos. Leo también que, a diferencia de las anteriores ocasiones, estos nuevos personajes comparten en el mismo universo que sus predecesores; y que la acción transcurre bastantes años después de los mostrados en la serie My Little Pony: La magia de la amistad (2010-2020). Todo esto está muy bien pero no cambia que aquí todos los elementos -guion, dirección, estética, animación y empleo de música pop- sean de lo más convencionales y con escaso interés artístico.
Comprendo el encanto de los juguetes, son personajes tiernos con los que debe ser estupendo jugar. Su versión animada en esta película, con un 3D estándar, es en cambio muy poco atractiva. Hay en el inicio un breve fragmento en 2D cuya estética, sin ser ninguna maravilla, sí posee cierto interés: es una pena esa obsesión contemporánea por trasladar al 3D cualquier propiedad intelectual con ambiciones comerciales. Como si la infancia no quisiera ya ver nada en animación tradicional.