Malcolm D. Lee. Categoría: Película. |
La segunda parte de Space Jam (1996) pertenece a una creciente práctica de las majors de convertir sus producciones en costosos anuncios pensados para promocionar sus propiedades intelectuales. En el ámbito animado, tenemos ejemplos como Ralph rompe Internet (2018), que además de ser un film es también una publicidad del imperio Disney. Warner ya lo intentó, aunque de manera más comedida, con la alabada La LEGO película (2014). Aquí lo lleva a un punto tan extremo que resulta grotesco y yo diría que hasta contraproducente. Son tantos los personajes propiedad de Warner que aparecen en la cinta que cuesta recordarlos todos y -esto es lo principal- distraen de aquello que se quiere contar.
No es que Space Jam sea una gran película y supongo que su estatus de clásico de los 90 se debe, sobre todo, a la rareza de ver a Michael Jordan junto a los Looney Tunes. Sin embargo, comparado con el despropósito de esta segunda parte uno casi añora la ingenua sencillez de su predecesora. Al fin y al cabo, por entonces bastaba con mezclar una estrella del baloncesto y los Looney Tunes. Esta vez, en cambio, tenemos a Lebron James, Bugs Bunny y compañía, los superhéroes de DC Comics, los personajes de Juego de tronos, Hanna-Barbera y Harry Potter, el robot de El gigante de hierro (1999), King Kong, el villano de Austin Powers, una persecución del universo Mad Max, a Ingrid Bergman en Casablanca (1942), una parodia de Matrix, al dúo protagonista de Rick y Morty… En fin, prácticamente cada saga de éxito de la Warner hace acto de presencia.
Esa práctica, aunque innecesaria y descarada, no sería tan molesta si al menos estuviese al servicio de una historia interesante o un guion ingenioso. No hay nada de eso. Todo lo contrario, de hecho. Es una sucesión de réplicas ridículas o mil veces oídas en este tipo de propuestas aptas para público infantil, de tramas disparatadas -y no lo digo como un cumplido esta vez- y de personajes sin atractivo alguno que toman decisiones ilógicas sin explicación alguna.
Si trato de buscarle aspectos positivos, al menos Lebron James es mejor actor que Michael Jordan -cosa que tiene poco mérito y no quiere decir que la suya sea una buena interpretación-, la primera aparición de Bugs Bunny tiene cierta gracia -aunque recicla gags de los cortos clásicos- y la parte en 3D está bien hecha.