Zoltan Horvath, Juan José Lozano. Categoría: Película. |
Cuando Raúl Reyes, número dos de las FARC, fue asesinado en el 2008 en una operación organizada por la armada colombiana y la CIA, en su portátil se encontraron miles de mails que había enviado y recibido durante los últimos diez años. Ese es el material de partida de Red Jungle.
Sus escritos son valiosos y constituyen uno de los aspectos más interesantes del filme. Sin embargo, en el seno de esta obra resultarían bastante menos eficaces de no ser por lo bien que están integrados en esta mirada a la vida en uno de los campamentos de las FARC. El guion de Antoine Germa y Juan José Lozano se interesa por la parte más mediática del conflicto y del grupo guerrillero: se menciona el secuestro de Ingrid Betancourt y de otros políticos colombianos, el intento de un intercambio de prisioneros, el encuentro con periodistas, las negociaciones con el gobierno colombiano y con un mediador suizo…
Sin embargo, dedica la misma atención al día a día del campamento que lidera Raúl Reyes, a sus costumbres, fiestas, penurias, organización, etc… Por lo visto, aún en una situación tan extrema, la vida, con su tozudez característica, acaba por imponerse. Incluso un atisbo de rutina se cuela por las rendijas del conflicto. No creo que los guionistas o los directores pretendan así mostrar un lado amable de Raúl Reyes, esa impresión, en todo caso, ya se la dejan al espectador. Ahora bien, me parece un acierto que no se limiten a una narración de la parte que ha pasado a la historia e indaguen también en las vivencias de quienes, anónimos o no, la protagonizaron.
El otro aspecto destacado de Red Jungle es su propuesta visual. En parte, porque las partes rodadas con actores de carne y hueso están tratadas con algún tipo de filtro que da a las imágenes un toque pictórico, como una suerte de rotoscopia automatizada. Ignoro el porqué y el resultado es curioso. En parte, también, porque incluye numerosos pasajes de animación que son muy interesantes estéticamente. A menudo ilustran escenas oníricas, que pueden ser pesadillas o los sueños de grandeza que Raúl Reyes tiene cuando está despierto. También en este caso me pregunto el porqué, puesto que no siempre recurren a la animación para aquello que difícilmente se podría haber filmado como el resto del metraje -solo hay un fragmento con multitudes y batallas que sí hubiera sido muy caro-, pero bienvenida sea la elección dado que aporta mayor riqueza visual a una película ya de por sí recomendable.