Trey Parker y Matt Stone. Categoría: Serie. |
Cuando Padre de familia y Padre Made in USA habían perdido buena parte de su relevancia hacía ya años y Los Simpson llevaba más de una década convertida en una caricatura de sí misma, la segunda serie de animación para adultos más longeva propuso, en su vigesimotercera temporada, una de las más inspiradas e interesantes de su trayectoria.
Cómo lograban Trey Parker y Matt Stone mantener el mismo nivel de imaginación y originalidad es asombroso, pero seguramente tenga mucho que ver con su capacidad para diseccionar la sociedad contemporánea y los comportamientos humanos. Y claro, como el mundo no dejaba de sorprender y de sacar modas más o menos ridículas, siempre tenían algo que satirizar con su habitual ingenio y bienvenida mala baba.
La temporada 23 no repitió la estructura de una sola historia dividida en 10 capítulos, como en años recientes, pero tampoco volvió a los capítulos independientes de sus inicios. Esta vez cada episodio puede disfrutarse sin conocer los anteriores, pero sí hay tramas que abarcan más de capítulo y hechos ocurridos en uno tienen consecuencias en varios de los siguientes.
El estreno, Mexican Joker, es una lúcida mirada al trato dedicado a los menores inmigrantes que introduce la afortunada figura del joker mejicano, un hipotético futuro criminal que se vengaría de sus carceleros. El miedo de los responsables del centro de internamiento y su incapacidad para entender español concentran algunas de las más logradas burlas -la secuencia del flashback no tiene desperdicio-.
El segundo episodio, Band in China, situó a South Park como una de las series más comentadas del final del 2019, porque sus críticas al régimen chino -y, de paso, a compañías como Disney- le valió ser censurada de manera fulminante en Internet: de pronto ya no quedaba una sola mención a la producción estadounidense en web alguna. Valientes Parker y Stone por renunciar al lucrativo mercado Chino en lugar de a sus ideales y bravo Comedy Central por permitirlo.
El resto de la primera mitad de la serie estuvo dedicado a la empresa de Randy Marsh, Tegridy Farms e incluyó el capítulo 300, Shots!!!, celebrado con un brillante meta-humor. Además, trató con humor y notables dosis de vitriolo asuntos como los antivacunas -tremendo Cartman comparado con un cerdo-, la comida sintética, Halloween y el miedo de los blancos por dejar de ser el grupo dominante -con un chiste, que se perdería en la traducción, a costa de la familia “The Whites”-.
Concluyeron entonces Parker y Stone el bloque dedicado a Tegridy Farms y los siguientes cuatro episodios tuvieron cada uno sus propios créditos de inicio -siempre distintos- y tramas esencialmente independientes unas de otras. En esta segunda parte es cuando la temporada acabó de despegar porque los cuatro fueron delirantes ocurrencias.
Hay de todo: un episodio sobre la transexualidad y las fijaciones de género (Board Girls), un acercamiento a los “transplantes fecales” con toques de ciencia ficción (Turd Burglars), una descacharrante sátira sobre la televisión por cable y las plataformas de streaming (Basic Cable) y un nada ortodoxo episodio sobre la navidad (Christmas Snow).
Al final les quedó una de las más heterogéneas temporadas, repleta de imaginación, con una vuelta a la esencia de sus inicios que no está reñida con tomarle el puso a la actualidad. A los seguidores de siempre de South Park seguramente les entusiasme. A los nuevos, les servirá para conocer otras facetas del talento de Parker y Stone.