1978: El desván de la fantasía

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El desván de la fantasía

Cruz Delgado y José Ramón Sánchez.
EL DESVÁN DE LA FANTASÍA.
8/10

Categoría: Película.
Guion: Gustavo Alcalde.
Año: 1978.
País: España.
Género: Fantasía.
Técnica: 2D.
Estudio: Estudios Cruz Delgado.
Idioma: Español.
Característica: Infancia, Cine.
Duración: 1h 12min.
Clasificación por edades: Todas las edades.

El desván de la fantasía une los talentos de dos de los más destacados animadores españoles: Cruz Delgado y José Ramón Sánchez. El primero representaba el intento de crear una industria en España. En 1963 fundó Estudios Cruz Delgado, dedicado a la producción de ficción, primero con cortometrajes y series de televisión, y a partir de 1973, con Mágica aventura, también de largometrajes. Fue igualmente director en dos de las más populares series de animación, Don Quijote de La Mancha (1979) y Los Trotamúsicos (1989), esta última ampliación de su última película, Los 4 músicos de Bremen, estrenada ese mismo año.

José Ramón Sánchez fue asimismo apreciado como animador e ilustrador, pero fue más por libre y se prodigó menos en proyectos personales. El que nos ocupa fue su único largometraje, pues bien por elección, bien por necesidad, se centró en realizar encargos para diversos programas de televisión: de ahí que sus trabajos gozaran de notable popularidad.

En el cartel de El desván de la fantasía se lee “un film de José Ramón Sánchez realizado por Cruz Delgado”, curiosa fórmula que parece sugerir que el primero sería el autor y el segundo una suerte de artesano-productor que se asegura de llevar a buen puerto el proyecto. Los títulos de crédito iniciales son algo más clarificadores, pues junto al nombre de Sánchez vemos “dibujos y dirección” mientras Delgado figura como “realizador”. En cualquier caso, fue elegante que el responsable del estudio cediera el título de director a su compañero de aventura. Elegante y justo, puesto que la personalidad que desarrolla es la de Sánchez.

Jordi Sánchez-Navarro, en su muy recomendable libro La imaginación tangible (2020), incluye El desván de la fantasía en su lista de 50 películas esenciales de la historia de la animación y afirma que es “un largometraje compuesto de diferentes historias que une la capacidad técnica de Delgado con la personalidad de los dibujos de Sánchez, en un sentido homenaje a la imaginación y a la capacidad de fabular, una oda al poder de la palabra y del relato, y una reivindicación de la fantasía”.

En efecto, son las singulares y atractivas ilustraciones de José Ramón Sánchez, especialmente su excelente diseño de personajes, las que hacen de esta una propuesta tan interesante. Porque la animación es limitada y no especialmente sofisticada, pero la estética es muy estimulante, a la par con la modernidad europea de la década: su caricatura, aun sin ser tan extrema, no está lejos de la del maestro Bruno Bozzetto en la esencial Allegro non troppo (1976).

En cualquier caso, lo que limita el encanto de la cinta no es tanto su animación, un pelín rudimentaria en algunas ocasiones, como su irregular narración, que da la sensación de ser una sucesión de escenas independientes más que una única trama. Es lógico que ocurriera tal cosa, pues está basada en la colección de libros El aprendiz de brujo -el abuelo se pone en un momento dado un traje azul con estrellas blancas similar al diseño del gorro de Mickey Mouse en Fantasía (1940)-, así que es una colección de pequeñas historias con los mismos personajes como hilo conductor.

Por otra parte, su carácter didáctico es también un lastre en más de una ocasión. El tono es más adecuado para preescolares que para espectadores de 6 años en adelante. Ocurre que una vez en off, normalmente la del personaje del abuelo, enumera lo que estamos viendo, la clase de refuerzo que no le viene mal a quien está descubriendo el mundo -escenas del cine, del circo, del deporte, de los juegos de niños…- pero resulta redundante para los demás. Por ejemplo: en un momento dado vemos un plano casi estático que lista a autores de teatro. La estética es interesante, el valor cinematográfico es en cambio escaso y la ruptura del ritmo inevitable. Además, puntualmente vemos a los cuatro personajes centrales -el abuelo y sus tres nietos que permanecen inmóviles entre una ilustración y otra de la narración del anciano, cosa que provoca un efecto extraño y poco dinámico.

Todo eso evita que El desván de la fantasía sea una obra redonda, pero no reduce la fascinación que aún hoy producen los diseños de José Ramón Sánchez ni cómo están plasmados en la pantalla con la complicidad de Cruz Delgado. Ya quisiéramos que las animaciones didácticas para preescolares tuvieran siempre tan seductora y personal estética.

Reseña Panorama
Puntuación
8
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