Yûgo Serikawa y Taiji Yabushita. Categoría: Película. |
Las aventuras de Robin es el cuarto largometraje de Tôei Dôga, tras Panda y la serpiente mágica (1958), El niño mago (1959) y Alakazam el grande (1960). Como sus predecesores, llegó a estrenarse en Estados Unidos, aunque con el mismo éxito: ninguno. De hecho, las distribuidoras estadounidenses estaban a punto de tirar la toalla y dejar de importar animación japonesa justamente por el escaso interés del público local, acostumbrado al nivel de excelencia de Disney -que ese mismo año, por ejemplo, estrenó la estupenda 101 dálmatas-. Eso sí, hay que decir, en defensa de Toei Animation, que la versión que llegó a Estados Unidos elimina 13 minutos de metraje, cosa que no favorece que sea apreciada debidamente.
Dirigido, como todos los anteriores, por Taiji Yabushita, esta vez junto al debutante Yûgo Serikawa, adapta El intendente Sansho, texto de Mori Ōgai que Kenji Mizoguchi había ya tomado como fuente en el estupendo largometraje homónimo de 1954. Esta versión palidece comparada con aquella, pero que Toei adaptara una historia tan dramática fue una valiente y bienvenida decisión. Porque ocurre que la película está aún muy influida por el modelo de Disney -aquí hay tres animales que cumplen el mismo rol, entre adorable y cómico-, pero la compañía de Walt Disney no se había atrevido con una propuesta tan triste y melodramática como esta. Sí, tenemos los emotivos pasajes de Pinocho (1940) o Bambi (1942), pero esta historia de una familia separada por el infortunio va más allá en dramatismo.
El argumento de Las aventuras de Robin es más interesante que el de precedentes obras de Toei Animation y está también abordado con más profundidad de lo que solía ser habitual en las propuestas aptas para público infantil. En cambio, desde un punto de vista técnico, animación y diseños están todavía lejos de los mayores logros artísticos del estudio. Claro que las limitaciones tienen que ver sobre todo con el movimiento, con la animación, porque hay fondos estimables y los diseños de algunos personajes no están mal. Esas carencias se notan sobre todo en las escenas climáticas, como en esa lucha contra una araña gigante que no está muy bien resuelta.
En fin, no son películas como estas las que explican la fascinación que tantos sentimos por la animación japonesa, pero merece la pena darle una oportunidad, aunque solo sea porque un joven Isao Takahata participó como asistente de dirección.
Nota: Las aventuras de Robin es conocida internacionalmente por sus dos títulos en inglés, The Littlest Warrior y The Orphan Brother.