Jean-Jacques Denis, Anthony Roux. Categoría: Película. |
Lo explicó el responsable de Ankama Animations en Cartoon Movie 2022: Princesse Dragon fue concebida como la primera entrega de una saga de cuentos clásicos protagonizados por princesas. Si todo iba bien, la idea era crear un universo compartido “al estilo de Los Vengadores”. No sé si esto último lo afirmó muy en serio, pero no me parece mal planteamiento. En cualquier caso, dé o no lugar a una saga de princesas, este largometraje sí tuvo continuidad, al menos temática y estéticamente -a falta de verlo-, con Princesse Reinette, que fue el film presentado en Cartoon Movie 2022.
La película que nos ocupa fue un curioso cambio de dirección de un estudio que hasta entonces era conocido, sobre todo, por sus propuestas pensadas para adolescentes y mayores de edad. Jean-Jacques Denis y Anthony Roux, sin ir más lejos, habían colaborado en Dofus – Livre 1: Julith (2015), largometraje no del todo apto para la infancia, y la compañía había estrenado también el singular Mutafukaz (2017), que tiene muchas opciones de convertirse en un nuevo clásico de la animación para adultos.
El caso es que fue una bienvenida novedad no solo para Ankama Animations, sino para el panorama de la animación europea, donde este tipo de films en 2D, con estética y narración clásica, habían prácticamente desaparecido. Menos mal que la industria de la animación francesa podía permitirse no seguir siempre las modas comerciales e ir más allá del 3D por ordenador imperante.
Al ver los primeros minutos de Princesse Dragon, a uno le vienen a la mente posibles referentes como el Disney clásico, las creaciones de Hayao Miyazaki para Studio Ghibli o Wolfwalkers (2020), aunque esta última película seguramente no fue una influencia dado que son prácticamente contemporáneas. También aquí, como en la creada por Cartoon Saloon, hay una memorable protagonista mitad humana, mitad animal, que nos obsequia con algunos de los mejores momentos. Y también está muy bien animada, con un rango de expresiones faciales de rara amplitud.
El film es una delicia estéticamente cuyo brillo está levemente limitado por el presupuesto y por un guion un pelín convencional. Claro que esa estructura tradicional seguramente sea justo lo que sus autores pretendían, dado que es un homenaje a los relatos clásicos y sí logra ese aire de cuento de hadas de transmisión oral que, imagino, buscaban.
En cualquier caso, en pleno dominio de la animación 3D por ordenador, en una era en la que las películas aptas para la infancia están repletas de referencias a la cultura pop, canciones de éxito y guiños para el público adulto, celebro que exista Princesse Dragon, una obra que parece surgida de otra época.