ONI: LA LEYENDA DEL DIOS DEL TRUENO (ONI: THUNDER GOD’S TALE).
8/10
Es muy bienvenido que Netflix aprovechase su poderío económico -por mucho que este estuviese un tanto en entredicho en el 2022- para afrontar proyectos inusuales que, por su ambición, lo tenían más difícil para ver la luz en cadenas tradicionales. Oni: La leyenda del dios del trueno, una mezcla de 3D y stop motion creada con una factura espléndida y un admirable despliegue de medios, es de esas miniseries con muchas posibilidades de atraer a espectadores de todas las edades. La clasificación por edades a partir de los siete años no debería despistar: es apta para público infantil, pero es de las que son apreciadas también por adultos amantes de la animación.
El aspecto más seductor, con diferencia, es su estética, con un encantador diseño de personajes y una formidable recreación del mundo en el que viven estos dioses inspirados en el folclore japonés -nada que ver con El viaje de Chihiro (2001), eso sí-. También está muy lograda la integración de 3D por ordenador y stop motion, un híbrido al estilo de Kubo y las dos cuerdas mágicas (2016), la película de Laika, solo que aquí el 3D tiene mayor peso.
En cambio, por interesante que sea ese universo de dioses que van a la escuela a la espera de descubrir cual es su poder, el desarrollo de la trama es un tanto convencional, cosa que se nota particularmente en un poco original clímax que cae en más de un lugar común. Mari Okada – Her Blue Sky (2019), Amor de gata (2020)- es una guionista talentosa y eficaz desde un punto de vista comercial, pero a menudo sus textos pecan justamente de eso, de caer en estructuras un tanto previsibles. Aun así, es una propuesta recomendable, aunque solo sea por su apartado visual.
