ANIMANIACS (2020).
8/10
En 1993 empezó a emitirse Animaniacs, una serie creada por Tom Rueggery apadrinada por un Steven Spielberg que colaboraba por segunda vez con Warner Bros. Animation tras la exitosa Las aventuras de los Tiny Toons (1990). Su estética y humor, que remitían a los cortos clásicos de los Looney Tunes, junto con constantes referencias a la cultura pop y su sátira de la sociedad de los años 90, la convirtieron rápidamente en una de las más populares propuestas de la década, de modo que se produjeron 99 episodios divididos en cinco temporadas.
22 años después de su última emisión, en pleno auge de los ‘reboots’, Animaniacs fue una de las series recuperadas y, como tantas otras franquicias que habían nacido en televisión, debutó en una plataforma de streaming. Spielberg y Wellesley Wild, los principales responsables de la segunda versión, procuraron que casi todo siguiera igual, así que es una continuación que repite estética, ritmo trepidante con varios gags por minuto, frecuente uso de slapstick, referencias contemporáneas y multitud de rupturas de la cuarta pared.
También mantiene el formato, con tres segmentos por episodio, aunque esta vez la estructura es más rígida pues hay, invariablemente, dos cortos protagonizados por los hermanos Warner y otro, el central, dedicado a Pinky y Cerebro.
Dado que Wellesley Wild escribe también buena parte de los guiones y que ha sido guionista en Padre de familia y otros proyectos de Seth MacFarlane, no es ninguna sorpresa que el tono sea un tanto irreverente, que la cuota de sátira sea considerable, que haya (inofensivos) chistes para adultos y que tome partido sobre numerosos asuntos políticos, como el control de la posesión de armas, las escuchas destapadas por Edward Snowden -que aparece como personaje- o el narcisismo de Donald Trump. Para ser una propuesta apta para público infantil, y por mucho que esté claro que trata también de atraer a adultos, es algo más osada de lo habitual.
El otro sello de la serie es su habitual ruptura de la cuarta pared, así que los personajes conocen su condición de dibujos -hay un segmento en el que tratan de obtener el derecho a voto-, saben que están en un ‘reboot’, mencionan frecuentemente que estamos viendo un sketch y se mofan de compañeros de estudio, como Zack Snyder y su Batman v Superman: El amanecer de la justicia (2016). Hay cierto grado de cinismo, pues muchos de los gags son a costa de la falta de ideas de Hollywood y su manía por recuperar franquicias de éxito, pero está bien hecho.
Por otra parte, los capítulos concluyen con un tercer segmento, normalmente de menor duración que los dos anteriores, que asume más riesgos o es de cariz experimental. Hay uno mudo que es brillante, otro que satiriza los cambios en el consumo de contenidos -imagina una ‘app’ con vídeos de solo una décima de segundo-, varios micro-musicales muy inspirados…
Cuenta con una miniserie derivada de índole promocional, Animaniacs x MasterClass (2023).