CENTAURIA (CENTAURWORLD).
8,5/10
Centauria fue una de las más gratas sorpresas del 2021 entre las series aptas para público infantil estrenadas por Netflix. El gigante del streaming adquiere o produce todo tipo de propuestas animadas, desde las más discutibles y visualmente horrendas a las más imaginativas y estéticamente deslumbrantes. Esta pertenece a la segunda categoría, por mucho que su animación 2D sea estándar para una serie, porque el diseño de buena parte de los personajes y el desarrollo del mundo en el que transcurre la acción es una delicia repleta de aciertos.
La serie comienza muy ben con un excelente primer episodio que establece enseguida la premisa -un caballo pierde a su humana y acaba por azar un mundo en el que todas las criaturas son centauros- y además es muy divertido y sorprendente. De hecho, propone un tipo de humor disparatado que recuerda al de tantas series de animación para adultos -la idea de los seres diminutos que salen de los cuerpos de los centauros es muy similar a la de Solar Opposites, por ejemplo-, aunque no hay aquí nada inapropiado para espectadores infantiles.
A partir de ese momento, el humor funciona muy bien y la galería de personajes principales resulta muy atractiva. En cambio, la estructura de la serie, con el clásico viaje del héroe y la batalla final, resulta algo más convencional, lo que de ningún modo quiere decir que sea esta una propuesta convencional: maneja con creatividad esos elementos tan clásicos en este tipo de aventuras fantásticas.
Por otra parte, se trata de un musical con una o varias canciones por episodio. También ese aspecto es estimable y hay números musicales estupendos. Sin embargo, regularmente me choca la inclusión de baladas poco inspiradas en una propuesta que tiende al disparate en su humor, es como si convivieran dos tonos que no siempre casan bien y como si las canciones y el guion fuesen obra de personas con gustos irreconciliables. Esto último no se puede descartar, solo que me sorprende teniendo en cuenta que la creadora, Megan Dong, firma también los guiones y la letra de buena parte de las canciones.
En cualquier caso, ni ese ni ningún otro aspecto restan entretenimiento, humor y creatividad a una serie que merece la pena ver y que le hacen a uno desear haber podido disfrutar de propuestas así durante su infancia. Menos mal que se puede apreciar independientemente de la edad que uno tenga.
