CREATURE COMFORTS.
9/10
1989 fue el año en el que Aardman dio un salto de notoriedad, al menos internacionalmente. Estrenó dos de los cortos más populares de la historia de la animación: Wallace & Gromit: La gran excursión y Creature Comforts, ambos dirigidos por Nick Park. Los dos fueron nominados al Oscar -ganó el segundo- e iniciaron exitosas sagas que aseguraron al estudio británico un rol determinante en la escena animada durante al menos las dos décadas siguientes.
Si la saga Wallace y Gromit continuó con varios cortos y un estupendo largometraje, Creature Comforts deparó una acertada campaña publicitaria y la serie que nos ocupa. Ambas mantuvieron la genial idea original de Nick Park: yuxtaponer grabaciones documentales y animales animados en stop motion. La perfecta sincronización labial -una de señas de identidad de los primeros años de Aardman- y la sabia asociación de voces y animales vuelve a crear la ilusión de que quien está realmente hablando es el animal de plastilina que vemos en pantalla.
La serie, que dirigió Richard Starzak, es una estupenda ampliación del corto. Cierto que al doblar la duración -de 5 a 10 minutos-, difícilmente puede alcanzar el estatus de obra maestra del original, y creo que hubiera funcionado mejor manteniéndose en un formato más breve, pero es de todos modos una de las más singulares y divertidas propuestas de la primera década del presente siglo. Los entrevistados, que figuran en los créditos como The Great British Public (el gran público británico) regalan frases memorables, con ese ingenio que de tanto en tanto muestra la gente corriente; mientras los animadores de Aardman sacan oro de esas grabaciones con estupendos diseños de personajes, excelentes animaciones y multitud de gags visuales en segundo plano.
La serie tuvo una versión estadounidense, Creature Comforts America, emitida sin éxito por CBS en el 2007.