DILBERT.
9/10
Dilbert adapta la estupenda tira cómica homónima de Scott Adams que satiriza con mucho humor el mundo del trabajo en la oficina y, en general, los aspectos más absurdos de la sociedad contemporánea occidental. Es uno de esos casos en los que el paso de tiras con tres o cuatro viñetas a episodios de unos veinte minutos se realizó con éxito artístico, puesto que la serie conserva intacto el encanto y el interés de las historietas de Adams, entre otros motivos porque él mismo se encargó de desarrollarla para televisión, junto a Larry Charles (Seinfield), además de ejercer de guionista y ‘shorunner’. Si es que muchas veces estas cosas no tienen secreto: basta con contar con el responsable de lo que funcionó bien en el formato original.
La serie fue una apuesta de UPN, cadena que por entonces ocupaba el último lugar en las listas de audiencia de las televisiones en abierto de Estados Unidos, por ampliar su atractivo. Fue, no por casualidad, en 1999, año en el que se produjo un inusual aumento de propuestas de animación para adultos en las cadenas estadounidenses: debutaron Futurama, Padre de familia, Mission Hill, Los PJ… Incluso UPN emitió una segunda serie, Home Movies.
Dilbert fue un proyecto relativamente ambicioso en el que se embarcó como productor ejecutivo y guionista David Silverman, uno de los popes de Los Simpson, y que encargó la música de los créditos iniciales a Danny Elfman, autor también de la popular melodía inicial de Los Simpson. El caso es que el primer episodio fue el más visto de la historia de UPN, pero ni eso, ni las buenas críticas, ni la victoria en los Emmy impidió que fuese cancelada tras la segunda temporada.
Es una pena, porque se trata de una muy interesante serie que, décadas después de su emisión, no ha perdido nada de su vigencia. Retrata el mundo del trabajo con el mismo ingenio y lucidez que entonces, especialmente cuando entran en escena el jefe incompetente, el compañero vago o el malévolo responsable de recursos humanos.
