Entrevista a Paulo Mosca

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Paulo Mosca es un animador español que, en solitario o como parte del colectivo Trimono, ha creado algunas de las obras de animación para adultos más singulares y llamativas de la pasada década. También ha realizado interesantes videoclips y anuncios animados y es el responsable del podcast En franca decadencia. En esta entrevista, nos da algunas de las claves de su trayectoria, de la animación independiente y de la industria española.

¿Qué animación te gustaba especialmente cuando eras pequeño?

No fui especialmente fan de la animación de niño. Me gustaba Barrio Sésamo, Honk Kong Fuy y esas cosas, como a todo el mundo.

¿Cuál es la génesis del colectivo Trimono?

Trimono surge de juntarnos a compartir local de trabajo Abel Sánchez (Tricéfalo), Maroto (Bambinomonkey) y yo en 2009. Rápidamente vimos que entre los tres podíamos hacer cosas interesantes por nuestra cuenta, porque tanto Maroto como yo somos dibujantes y Abel hace posproducción, así que nuestro trabajo se combinaba bien. Como los tres tenemos personalidades bastante marcadas y bastante distintas, la idea que hacer piecitas con personajes que fueran caricaturas de nosotros mismos salió sola.

¿Sigue en activo?

El proceso de intentar levantar un estudio a pulso es muy desgastante, y después de echar el resto en el cortometraje Amor de Mono, decidimos tomamos una pausa para atender cada uno sus propios proyectos. Actualmente nos juntamos de vez en cuando para hacer encargos puntuales, que siempre nos escribe algún insensato.

Durante la última década, en solitario o como parte de Trimono, has creado irreverentes cortos que para mí son referentes de la animación adulta en España, de Bananas From Outer Space (2011) a Amor de mono (2015). Tengo varias preguntas al respecto, pero te haré dos: ¿Ya no estás interesado en crear ese tipo de obras?

Las piezas de Trimono son lo que más he disfrutado en este trabajo, desde luego. Siempre estaré interesado en hacer ese tipo de cosas. Pero no siempre puedo dedicar la energía y los recursos que hacen falta para sacar adelante proyectos así.

¿Qué artistas te / os influyeron para crear esas obras tan personales?

Lo de siempre, la UPA, Ibañez, Toriyama, Plympton

En tu página de Vimeo se puede ver una amplia muestra de tus trabajos comerciales. ¿Qué te ha aportado esa faceta desde un punto de vista creativo?

El trabajo comercial no suele ser muy enriquecedor a nivel creativo (si el trabajo fuera algo bueno no tendrían que pagarnos por hacerlo), aunque es cierto que en la publicidad sí hay un cierto espacio para hacer cosas interesantes. Aunque parezca paradógico la publicidad es mucho menos conservadora que la tele o el cine, en términos generales. Esa es mi impresión, al menos.

En cualquier caso, el mercado no quiere aventuras, quiere beneficios, y todo lo que salga del sota, caballo y rey es muy difícil de colocar.

¿Qué es lo más enriquecedor de trabajar como animador en proyectos ajenos?

Yo he trabajado muy poco como animador, me dedico más a lo que hay antes (diseño de personajes, storyboard, etc).

En cualquier caso, trabajar con compañeros de profesión es siempre muy enriquecedor, hablan tu lenguaje, aprendes de ellos, aprenden de ti, etc. Si hablamos de cliente, pues ahí ya la cosa varía más, muchas veces el cliente es un escollo que se empeña en empeorar el resultado del trabajo (bien sea por miedo, bien por arrogancia); otras veces empuja el proyecto hacia sitios mejores de lo que lo habrías llevado tú.

¿Cuál es el gran reto de ser un animador independiente en España?

El reto de ser un animador independiente en España es seguir siendo un animador independiente en España. Es muy complicado sobrevivir haciendo proyectos “independientes” (el término independiente… cuidao, que es complicado, casi sería más apropiado decir “menos dependiente de lo normal”, porque en cuanto pillas subvenciones o financiación, ya no eres independiente), porque la animación es muy cara, y rentabilizarla es muy complicado. Especialmente desde la crisis de 2008, donde se cayó la financiación de los festivales de animación y se acabaron los premios en metálico que te podrían ayudar a seguir en la brecha.

En cualquier caso, quien te puede contestar esa pregunta con más conocimiento que yo serían Coke Riobóo, Jossie Malis, Isabel Herguera o Alberto Vázquez.

¿Cómo surgió el podcast En Franca Decadencia?

Pues surgió gracias a Enrique Lorenzo, un ilustrador y amigo al que le propuse en 2016 arrancar un programa de radio sobre comic, ilustración y animación en Radio ELA, una radio libre de Madrid en la que colaboraba y que ya no existe. Las Radios Libres sí son proyectos independientes de verdad, sin ataduras económicas ni políticas, por eso me enganchó ese mundo en cuanto lo conocí. Bueno, el caso, Enrique y yo empezamos a darle forma pero se nos hizo bola y lo aparcamos, yo me di cuenta de que era demasiado curro y que no me podía meter en eso. Y luego de tres meses de haberme olvidado ya del proyecto, Enrique me llamó un día y me dijo que venga, que palante, que había que hacerlo. Así que en realidad el proyecto, aunque surgió de mi cabeza, salió adelante por él. Luego tuvo hijos y ya se desvinculó. Pero yo he ido engañando a otras personas insensatas para que se sumen al proyecto, y ahí seguimos, 5 años después, grabando y emitiendo en Ágora Sol Radio, y con varias Radios  Libres de España que nos reemiten, como el caso de Radio Almaina de Granada, que me hace mucha ilusión porque yo me crié en Granada.

Según tu experiencia, ¿cómo ha evolucionado la industria de la animación española en la última década?

Bueno, yo creo que no existe la industria de la animación española. Existe un cierto tejido empresarial, llámalo proto-industria si quieres, pero no se le puede llamar industria en términos de racionalización de la producción, engranaje en cadena que produce de manera sistemática, estable y sostenible en el tiempo, etc.

Te diría que lo que hay en España son un puñadito de empresas grandes que hacen proyectos de animación, en la mayoría de los casos con capital extranjero; lo cual ya pondría en cuestión lo de otorgarle la categoría de “española”; y luego una cuadrilla de trabajadores bastante insensatos que montan pequeños estudios y que capean la competencia como pueden, cayendo y levantándose cada dos por tres.

En mi opinión llamar a este entramado inestable e irregular industria no es muy preciso. Es más la expresión de un deseo que la definición de una realidad.

¿Puedes adelantarnos algún proyecto que tengas entre manos?

Espero poder publicar la colaboración que hice hace poco en un documental independiente (desconozco si es autofinanciado al 100%) sobre el mundo de la música y su capacidad como herramienta de lucha política o social o como se le quiera llamar.

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