OVEJA KARATECA (KARATÉ MOUTON).
8,5/10
Puede que Xilam sea conocida internacionalmente, sobre todo, por su largometraje ¿Dónde está mi cuerpo? (2019), que logró una nominación en los Premios Oscar gracias al impulso promocional de Netflix -aunque la película sea muy interesante desde un punto de vista artístico, eso rara vez basta-. Sin embargo, la compañía francesa fundada por Marc du Pontavice, como tantas otras de las que se dedican a la animación, realiza habitualmente series aptas para la infancia, que son las que la sustentan económicamente -cosa que le permite emprender proyectos más aventurados de tanto en tanto-.
Un buen ejemplo de esa vertiente de Xilam es esta otra colaboración con Netflix, Oveja Karateca, una apuesta por el slapstick como materia prima del humor. Dado que las protagonistas son ovejas y que prescinde de diálogos, es inevitable que recuerde a la Oveja Shaun creada por Nick Park y convertida en lucrativa franquicia para Aardman. Una y otra creación tienen mucho en común, hasta cultivan un similar tipo de humor capaz de atraer a espectadores de todas las edades.
Donde se diferencian, y ese es también el punto fuerte de Oveja Karateca, es en la estética. La creación de Hugo Gittard propone un atractivo 3D que imita el aspecto del 2D pero sin renunciar a las ventajas de la tridimensionalidad. A eso suma un inspirado diseño de personajes y una buena animación que acentúa la caricatura con finalidad cómica -para ser una serie, la animación es muy buena-. Además, de manera recurrente inserta primeros planos muy detallados de los personajes y pasajes no animados, en ambos casos al estilo de Bob Esponja.
La clase de serie que da gusto recomendar a la infancia y que los adultos pueden disfrutar.