TAFFY.
9/10
Taffy es una divertida serie que recupera lo mejor de los dibujos animados clásicos. Se nota ya con su estética, por sus personajes de caricatura extrema que beben de la era dorada del cartoon -pienso en las producciones para Warner Bros y MGM de Tex Avery o Chuck Jones, entre otros grandes de la animación-. También se aprecia en su humor absurdo, de atractivo intergeneracional, o en su divertida ridiculización de la alta sociedad: en el capítulo enviado al Festival de Annecy 2020 vemos una competición entre dos mujeres ricas que es desternillante.
La premisa de la serie es la siguiente: Taffy es un mapache boreal -copio y pego de Wikipedia, porque no tengo ni idea de qué clase de animal es ese- que se presenta en la casa de una millonaria como gato de angora. Ella se lo cree y le adopta de buen grado. Ella, por cierto, se llama Mme Millesous -‘sou’ es el nombre francés para sus monedas antiguas, así que su apellido sería algo así como ‘milmonedas’- y vive en su mansión junto a su fiel criado y el aún más fiel perro Bentley, que desde la llegada de Taffy se dedica a exponer el origen de su nuevo compañero animal. En fin, es la clásica dinámica entre dos personajes antagonistas: el coyote y el correcaminos; Silvestre y Piolín; Tom y Jerry…
Taffy pertenece a la tradición de Ren y Stimpy, Vaca y pollo o Johnny Bravo, propuestas que, aun siendo aptas para público infantil, parecen pensadas para atraer también a público de todas las edades sin necesidad de incluir contenido adulto. De hecho, demás de por su humor y su atractiva estética, merece la pena darle una oportunidad por sus escenas de acción llenas de detalles y de ideas ingeniosas a un ritmo velocísimo.