Wolfgang Reitherman. Categoría: Película. |
Merlín el encantador es la decimoctava película animada de Disney y la sucesora de 101 dálmatas (1961), que es una de las más logradas y queridas del estudio. En comparación, esta resulta menos atractiva, no es tan popular y fue peor recibida por la crítica. Además, su animación no está al nivel de las mejores ocasiones, o no posee, al menos, la excelencia de otras cintas de la compañía de Burbank. Sin embargo, son muchos sus aspectos positivos y, a pese a no ser una de sus producciones esenciales, se ve con agrado de principio a fin.
Bill Peet repitió como guionista en solitario tras su divertido e inspirado trabajo en 101 dálmatas, mientras Wolfgang Reitherman asumió la dirección en solitario, cosa que no había ocurrido antes en un film animado de Disney. Repiten los principales artífices del anterior largometraje, incluidos los principales animadores y Walt Disney como productor, naturalmente, pero esta vez los tres pilares habituales no dieron tan buenos resultados: ni el guion es tan robusto, ni la animación tan deslumbrante ni las canciones tan pegadizas.
Quizá lo que más choque sea el apartado de animación, habitualmente el que nunca fallaba. Y no es que sea floja, pero solo puntualmente alcanza el estándar de virtuosismo que se espera del estudio. Al menos el diseño de Merlín y sus múltiples versiones como animal son atractivas y figuran aciertos como la adorable ardilla enamorada o el expresivo búho Arquímedes.
En cuanto a la música, fue la primera colaboración con Robert B. y Richard M. Sherman. Los hermanos realizaron un buen trabajo y su composición para la escena de los platos que se friegan solos es estupenda. Sin embargo, no hay ninguna canción memorable, cuestión que, en un musical, especialmente en uno de Disney, lastra su percepción.
En cambio, hay que agradecer el enfoque humanista de esta adaptación del primero de los libros de la tetralogía Camelot escrita por T. H. White. Merlín es un mago, sí, pero sobre todo es un sabio que confía en el poder transformador de la educación. Sus esfuerzos con el protagonista están siempre encaminados a que mejore su vida gracias a una buena formación. Incluso en un tiempo oscuro como la Edad Media es importante saber a dónde va uno, le oímos decir, en paráfrasis, en una de las primeras escenas. De hecho, en las escenas de acción es la inteligencia y la cultura la que triunfa sistemáticamente sobre la fuerza. Esta cuestión, junto con los numerosos pasajes divertidos, son los que hacen de Merlín el encantador una película tan recomendable para niños.
De todos modos, Disney volvió pronto a recuperar su mejor versión con su siguiente largometraje, El libro de la selva (1967).