1974: Down and Dirty Duck

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Down and Dirty Duckamazon

Charles Swenson.
DOWN AND DIRTY DUCK.
7,5/10

Categoría: Película.
Guion: Charles Swenson.
Año: 1974.
País: Estados Unidos.
Género: Fantasía, Comedia.
Técnica: 2D, Cutout.
Idioma: Inglés.
Característica: Sexo, Experimental, Animales Antropomórficos.
Duración: 1h 15min.
Clasificación por edades: NR-18.

En vista del éxito de El Gato Fritz (1972), se inició en Estados Unidos una efímera moda de películas animadas que, como la dirigida por Ralph Bakshi, procuraban obtener una calificación X -o lo más cercana posible- al poner el acento en las escenas sexuales. La cuestión es que, desde el estreno de Blancanieves y los siete enanitos (1937), hubo que esperar 35 años para que se produjese en el país un largometraje de animación para adultos, pero solo dos años después ya había cuatro: el mencionado y su segunda parte, Las nueve vidas de Fritz el gato (1974); Tráfico pesado (1973), dirigido también por Ralph Bakshi; y el que nos ocupa.

Down and Dirty Duck, conocido también con el título abreviado de Dirty Duck, iba originalmente a titularse Cheap (barato), puesto que el gran reclamo de Charles Swenson para convencer a los productores era la posibilidad de realizarlo con un presupuesto reducidísimo: 100.000 dólares -por los 700.000 que costó El Gato Fritz-. Naturalmente, eso implicó que Swenson tuvo que encargarse de prácticamente todo el proceso de diseño y animación, aunque recibió ayuda de empleados de la productora, Murakami-Wolf Productions.

Según la fuente, el cambió de título se debió a la negativa de Roger Corman, conocido productor de filmes de serie B, a verse relacionado con una película titulada Cheap; o al intento de incluirla en la nueva ola de dibujos animados eróticos. No por casualidad, el título coincide con Dirty Duck, el nombre del personaje creado por Bobby London que, en el momento del estreno del largometraje, empezó a publicarse en la revista Playboy. En esa misma línea incide el cartel, de tintes pornográficos, o el hecho de que se promocionase como una película X –“no under 18 admitted”, se lee en el cartel- a pesar de que no había sido enviada a la Motion Picture Association of America, el organismo calificador. Claramente, los productores confiaban en que la etiqueta X fuese un aliciente para los espectadores, no un elemento disuasivo.

Down and Dirty Duck, imposible negarlo, presenta una trama disparatada que una y otra vez parece una mera excusa para enlazar escenas sexuales en las que abunda la desnudez femenina o, al menos, el foco en la anatomía de la mujer. La mayoría de esas escenas son gratuitas y aportan poco al desarrollo de la historia, si es que se puede hablar de historia en este caso. La justificación del guion es que el protagonista, el empleado de una empresa de seguros, está obsesionado con el sexo y no para de imaginar fantasías sexuales. A él se suma ese pato antropomórfico al que alude el título, que actúa como catalizador de la parte salvaje del coprotagonista.

Pues bien, a pesar de la profusión de desnudos femeninos, de aspectos políticamente incorrectos y del tratamiento estereotipado de minorías, hay en esta obra cuestiones interesantes desde un punto de vista artístico. Por lo pronto, es llamativa la estética tan rudimentaria y experimental, más cercana a un corto independiente alternativo que a un producto cinematográfico destinado a exhibirse en salas. Comparado con esto, el Ralph Bakshi de principios de los 80 parece un producto industrial.  De hecho, en todo caso recuerda a la filmografía del “rey de la animación independiente”, Bill Plympton. Claro que quizá lo más valioso son las buenas ideas que propone de tanto en tanto -como las transformaciones de cuerpos en enormes genitales- o sus creativos mecanismos para superar las carencias presupuestarias, como el empleo de collages o cutout para numerosos fondos y fragmentos.

La película aparece reseñada en The Animated Movie Guide (2005), el libro coordinado por Jerry Beck. Es este mismo crítico quien le otorga dos estrellas de cuatro y escribe lo siguiente: “es más obsceno que El Gato Fritz y bastante crudo en otros aspectos -particularmente el diseño de personajes. Los poco atractivos, apresurados y garrapatosos personajes, al estilo de Jules Feiffer, te hacen preguntarte cómo una película así fue producida. (…) Swenson logró hacer una película interesante a pesar del presupuesto, animando con inteligencia sobre fotografías estáticas y ‘clip art’. Captura la sensibilidad de los cómics ‘underground’ de la época y precede la provocadora animación de Beavis y Butt-Head o el primer filme de South Park”.

Reseña Panorama
Puntación
8
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