Yoshifumi Kondô. Categoría: Película. |
Cierto, existe el precedente de Puedo escuchar el mar (1993), proyecto de menor ambición originalmente concebido para su emisión en televisión que, dado el prestigio adquirido por Studio Ghibli, acabó por ser reestrenado y analizado con la misma exigencia que el resto de su filmografía. Aun así, Susurros del corazón fue la primera película del estudio pensada para ser proyectada en salas no dirigida por Hayao Miyazaki o Isao Takahata.
Eso sí, esta vez uno de sus fundadores, el más popular de ellos, sí estuvo involucrado en su creación: Miyazaki es el autor del guion. Quien conozca su filmografía apreciará de inmediato que retoma uno de sus más queridos temas: el paso de la infancia a la edad adulta de una inteligente y decidida protagonista femenina. Esa es una de las claves de lectura de varios de sus primeros films, como Nausicaä del Valle del Viento (1984) o Nicky, la aprendiz de bruja (1989), y de los dos que dirigió tras escribir este guion, los exitosos La princesa Mononoke (1997) y El viaje de Chihiro (2001).
Sin embargo, su tono costumbrista y la mínima presencia de elementos fantásticos favorece que parezca una propuesta de Takahata. De hecho, tiene aspectos en común con su obra maestra Recuerdos del ayer (1991) por cómo trata las escenas en el colegio y el descubrimiento del primer amor, por ejemplo.
Studio Ghibli confió la dirección a Yoshifumi Kondô, animador en largometrajes como La tumba de las luciérnagas (1988) o Porco Rosso (1992), protegido de Hayao Miyazaki, en quien la compañía tenía depositadas muchas esperanzas de que pudiera ejercer de sucesor -plan truncado por su muerte en 1998, a los 47 años-. Aunque el concepto de sucesor, en el ámbito artístico, suele ser problemático, Kondô realizó un estupendo trabajo en su debut como director de largometrajes. Mostró que poseía talento para narrar historias, para imprimir a la cinta el tempo necesario en cada pasaje y para emplear la animación de manera sencilla pero efectiva como instrumento narrativo.
Susurros del corazón es una inusual película romántica que evita todos los tópicos y vicios melodramáticos del subgénero del romance adolescente. Sí asistimos a la intensidad con la que los protagonistas viven su amor -el desenlace es uno de los pocos aspectos discutibles, pero en este contexto incluso resulta lógico- y en ocasiones comprobamos cómo reaccionan exageradamente ante situaciones que son poca cosa vistas desde la perspectiva adulta. También es un film de extraordinaria sensibilidad, quizá excesiva para un espectador occidental. Claro que esa sensibilidad es también uno de sus mayores hallazgos, el que depara algunos de los más bellos momentos y al que debe parte de su personalidad.
Sin embargo, la pareja protagonista la forman dos excepcionales jóvenes cuyos intereses se parecen poco al de la mayoría de adolescentes. En esa cuestión reside el otro atractivo del film. Él, además de tocar muy bien el violín, sueña con ser un maestro Luthier. Ella, lectora empedernida, se esfuerza en escribir su primer relato animada por la ambición de él. De modo que, además del de su amor, asistimos al florecimiento de sus pasiones por la artesanía y el arte. Por eso Susurros del corazón seguirá encantado a quienes, como ellos, han sentido la visita del duende, o de lo que quiera que sea que impulsa a un ser humano a la laboriosa tarea de crear, sea un violín, una novela o cualquier otro fenómeno artístico.
Nota: la película tuvo una pseudo-continuación, titulada Haru en el reino de los gatos (2002).