Gary Trousdale y Kirk Wise. Categoría: Película. |
Que Gary Trousdale y Kirk Wise, directores de dos de las mejores películas de Disney, La bella y la bestia (1991) y El jorobado de Notre Dame (1996), presentasen un nuevo proyecto fue uno de los acontecimientos del ámbito de la animación en el 2001. El resultado, tristemente, distó mucho de ser tan satisfactorio como sus previos trabajos.
Es loable que el dúo no repitiese la fórmula del musical para Atlantis: El imperio perdido y que se atreviesen con una de aventuras al estilo de Jules Verne con elementos que se inspiran en las épicas galácticas de La guerra de las galaxias y Star Trek -por mucho que transcurra bajo el agua, hay más de una referencia a estas dos sagas-. Sin embargo, como le pasa a Dinosaurio (2000), otro intento de Disney de alejarse de su fórmula habitual, el enfoque tonal y estético más adulto no casa bien con un guion que trata de no espantar a su habitual público infantil.
En ambos casos, lo que falla es el guion, que en este caso es irregular y no acaba de desarrollar bien a su galería de personajes secundarios, buena parte de los cuales se podrían eliminar sin tener que alterar apenas la trama. Luego tiene el problema de que una vez la acción se sitúa en Atlantis, desaprovecha las posibilidades que un universo así le brinda y apenas si descubrimos nada sobre el lugar y la civilización que la habita.
Al menos la parte visual sí es bastante más estimulante que la de Dinosaurio. También emplea extensamente elementos creados por ordenador, solo que aquí están integrados -no siempre del todo bien- en un contexto de animación tradicional, inspirado por los diseños de Mike Mignola y sin buscar en ningún caso el fotorrealismo. El diseño de Atlantis es estupendo y tanto la batalla con el monstruo marino como el clímax son muy resultones visualmente.
Martin Goodman, al reseñar el film en el libro The Animated Movie Guide (2005), donde le otorga dos estrellas y media de cuatro, expresa sus dudas sobre la credibilidad y desarrollo de los principales personajes, que repercute también en su diseño: “es difícil ver el film y creer que todos los personajes existen en la misma película. Extravagante caricatura es empleada para Cookie, Mrs. Packard, “Mole” y Whitmore, mientras Milo Thatch y Captain Rourke parecen estar más claramente definidos como humanos. La princesa Kida y Dr. Sweet son presentados de manera aún más realista. King Nedakh y Helga (maravillosamente animados con una perpetua mueca por Yoshimichi Tamura) son casi realistas. En ocasiones cuando todos aparecen en la misma escena, el efecto es disonante”. Estoy de acuerdo y ese es un fallo en el que Disney rara vez ha caído.
Creo que Karl Williams, en su crítica para AllMovie, también explica de manera certera por qué falla: “tiene todos los ingredientes para ser una épica ciencia ficción con clase para los amantes de la animación, pero como le ocurrió a Titan A.E. (2000) antes, los esfuerzos del estudio para ser un poco de todo para todos los sectores demográficos de la audiencia dan como resultado un film que nunca se fusiona en una historia por la que un grupo específico de espectadores se pueda interesar”. Aún más severo, le adjudica dos estrellas y media de cinco.
Entre los problemas de la cinta y que el público empezaba a preferir la animación 3D –Shrek y Monstruos, S.A. fueron la segunda y tercera películas más vistas del año, respectivamente-, fue un fracaso en taquilla que tuvo dos claros efectos: que Disney abandonase este tipo de cine de aventuras y que se planteara seriamente dedicarse casi enteramente a la animación 3D, cosa que no tardó en ocurrir.