Dean DeBlois y Chris Sanders. Categoría: Película. |
Tras el experimento con el 3D de Dinosaurio (2000), el homenaje al slapstick de Chuck Jones en El emperador y sus locuras (2000) y la incursión en la ciencia ficción a lo Jules Verne de Atlantis: El imperio perdido (2001), Disney siguió explorando nuevos territorios con el film que nos ocupa. Cierto que, comparado con sus inmediatos predecesores este resulta más familiar, en los dos sentidos de la palabra, pero tampoco sigue la fórmula que el estudio había privilegiado desde el inicio de su existencia y, especialmente, en el periodo de renacimiento que comenzó con La sirenita (1989).
Lilo y Stitch es una obra singular porque combina elementos de lo más dispares en un conjunto coherente, de modo que la presencia de Aliens casa asombrosamente bien con una historia familiar de trasfondo dramático y tono realista. Es también un musical, como tantas obras de Disney, pero sui-géneris: por primera vez las canciones no fueron compuestas para la ocasión, sino que provienen, en su mayoría, del catálogo de Elvis Presley. Está ambientado en una isla de Hawai y en el presente, no en la Europa medieval que acoge tantos cuentos tradicionales adaptados por el estudio.
Finalmente, abundan los personajes extravagantes, como la niña protagonista que adora escuchar a “El Rey”, el agente social -que parece salido de Men in black- con buen corazón o el alien que le coge el gusto a travestirse, pero incluso estos últimos están tan bien construidos que resultan siempre verosímiles. En fin, es uno de los guiones más sólidos, imaginativos y personales del canon animado de Disney.
A nivel de producción, es también una propuesta peculiar porque la compañía del ratón probó a crear un film de bajo presupuesto, como cuando tras los fracasos de los costosos Pinocho (1940) y Fantasía (1940) emprendió el más económico Dumbo (1941), decisión que le vino muy bien a sus finanzas. Sabiendo que costó 80 millones de Dólares, lo de bajo presupuesto es relativo, pero es que las películas del estudio llevaban superando los 100 millones desde Tarzán (1999) y durante el periodo de renacimiento todos los proyectos de Walt Disney Animation Studios habían sido concebidos como superproducciones.
Por último, la estética es igualmente interesante y distinta de lo habitual en el estudio. Los diseños de los personajes son más terrenales que de costumbre y muestran la personalidad de Chris Sanders. El aspecto de Stitch, además, es un acierto que, junto a su magnética personalidad, le convierte en uno de los más memorables extraterrestres de la historia del cine. Y luego tenemos los fondos, creados con acuarelas, como Disney los realizaba en sus primeros largometrajes, que dota al film de un encantador aspecto artesanal. Es una pena que la compañía abandonase esta vertiente y se dedicase, casi enteramente, a la animación 3D.
Martin Goodman, en el libro The Animated Movie Guide (2005), le otorga cuatro estrellas de cuatro, lo que implica que lo considera una obra maestra, y afirma lo siguiente: “lo que de verdad hace de Lilo y Stitch un gran film es el gradual encuentro de una familia especial, una que parecía dañada más allá de toda reparación. Stitch hace que las cosas sean mucho peor antes de que mejoren, pero al final demuestra que es una criatura mágica. Su programación destructiva es gradualmente sustituida por amor y lealtad, y al final cambia cada personaje importante a mejor. No hay una sola nota falsa emocional, manipulación o cliché en el camino, y de pocas películas, menos aún animadas, se puede afirmar algo así”.
A Lilo y Stitch le fue muy bien en taquilla, así que inició una franquicia que continuó con La película de Stitch (2003), film que sirvió de piloto para Lilo y Stitch: La serie. En lo que respecta a Dean DeBlois y Chris Sanders, volvieron a colaborar en la también estupenda Cómo entrenar a tu dragón (2010), para DreamWorks Animation.
Nota: en la película hay guiños a Dumbo, La dama y el vagabundo (1955), Lo mejor de Winnie the Pooh (1977) y Mulán (1998). Es divertido tratar de encontrarlos todos.