Tomás Lunák. Categoría: Película. |
Es loable la búsqueda estética de Aloïs Nebel. Plantear animación rotoscópica en blanco y negro dota al film de un aspecto inusual, asombroso durante los primeros minutos. Fue también una decisión valiente, pues una historia con tantas implicaciones ideológicas es ya minoritaria de por sí, de modo que al optar por la animación -de corte experimental, además-, reduce aún más su atractivo para gran parte del público. Menos mal que los checos se interesan por su cine y allí superó los 100.000 espectadores: ya quisiéramos esas cifras en el cine de animación para adultos en España.
Tomás Lunák, que debutaba en el largometraje, logró una propuesta estética personal y muy acertada para la historia que cuenta. La atmósfera que crea el blanco y negro, un tipo de blanco y negro muy particular que prácticamente prescinde de las escalas de grises, contribuye poderosamente a situarnos en la mente del personaje protagonista, un maquinista que de tanto en tanto se siente envuelto en una bruma blanca -metafórica, por supuesto- y al que acechan los recuerdos.
Es también esa estética la que contribuye a hacernos ver el mundo a través de sus ojos, porque no cuesta imaginar que así es como percibe su entorno: apagado, melancólico, en un triste blanco y negro. El aspecto de la película puede resultar bello en cierto modo, sobre todo cuando retrata la naturaleza del norte del país y la arquitectura de Praga, pero la animación parece huir deliberadamente de todo preciosismo o elemento decorativo.
La única pega es que la expresividad y movimientos de los rostros no siempre está tan conseguida como sería deseable. Que los rasgos de las caras estén simplificados seguramente sea también una opción estética, pero que en ocasiones los rostros se muevan de manera desacompasada respecto al cuerpo -o, puntualmente, el cabello-, parece en cambio una limitación técnica, quizá impuesta por cuestiones presupuestarias. En fin, solo distrae en la parte inicial, luego uno o se acostumbra o ya ni lo nota.
Por otra parte, Aloïs Nebel es, más allá de su componente estético, una narración de notable hondura, que aborda la naturaleza del ser humano en tiempos difíciles con delicadeza, sensibilidad y contención. Figura más de una escena explícita, hasta violenta puntualmente, pero prácticamente todo el metraje transcurre en escenas aparentemente anodinas cuyo significado y relevancia solo se percibe tiempo después.
Imagino que quienes conozcan la República Checa de la época comunista se sentirán más tocados o conocerán mejor algunos de los temas tratados, pero los sentimientos de soledad, trauma, amor y tristeza que desarrolla son universales y el asunto central de la trama es un terrible acontecimiento histórico bien conocido.