Peter Ramsey. Categoría: Película. |
Es fácil criticar a DreamWorks Animation por estirar la saga Shrek o por producciones artísticamente tan pobres como la saga Madagascar. Yo mismo lo he hecho más de una vez. Sin embargo, hay que reconocerle al estudio liderado por Jeffrey Katzenberg que cuando trató de ofrecer películas que se salían un poco de la norma rara vez le fue bien en taquilla.
Pienso en Ratónpolis (2006), su tercera colaboración con Aardman, cuyo fracaso provocó que también fuera la última; en Monstruos contra alienígenas (2009), una parodia del cine de monstruos; o en Megamind (2010), divertida subversión de los códigos de la ficción con superhéroes. A esa lista se puede añadir El origen de los guardianes, que es recomendable y singular pero provocó varios millones de Dólares en pérdidas a la compañía. Con ese historial, es lógico que optase por dar luz verde a proyectos más convencionales.
Adaptación de la serie de libros de William Joyce, plantea un punto de partida muy interesante: seres fantásticos como Papá Noel, el Hada de los dientes, El Arenero (Sandman), Jack Frost o Conejo de Pascua, son guardianes que elige el hombre de la Luna para proteger a los niños frente a la amenaza de Bogeyman, una suerte de hombre del saco en el mundo anglosajón. Esos seres mitológicos son reales y dependen de que los niños crean en ellos para seguir existiendo.
Los artistas de DreamWorks Animation aprovechan esa premisa fantástica para crear deslumbrantes arquitecturas -las instalaciones del Polo Norte y del Hada de los dientes son particularmente llamativas- y para experimentar con la apariencia de los personajes protagonistas: mención especial merece ese Papá Noel ruso, que se tatúa las listas de niños buenos y malos -y exclama nombres de compositores rusos cuando se asombra-. Se nota también la mano en la dirección de Peter Ramsey, que confirmó poco después su talento con la excepcional Spider-Man: un nuevo universo (2018).
La pena es que ese apartado visual tan interesante quede un pelín empañado por unos diálogos que caen en el lugar común alguna que otra vez -las pullas que se lanzan Jack Frost y el conejo de Pascua, por ejemplo- y por escenas de batallas que a menudo concluyen con un cuerpo a cuerpo difícil de justificar: ¿por qué iban unos seres mágicos a recurrir a golpes y puñetazos? A veces parece más una lucha callejera que un enfrentamiento entre esta suerte de superhéroes mitológicos.
Aún con esas limitaciones, El origen de los guardianes es una muy estimable película cuyo fracaso en taquilla es difícil de explicar. Quizá sus pasajes oscuros asustaron a más de un niño, pero parece un golpe de genio en el terreno de la mercadotecnia: si en Pesadilla antes de Navidad (1993) ya era un acierto unir navidad y Halloween, aquí tenemos navidad y pascua. Se ve que no fue un reclamo suficiente.
Nota: hay un inspirado chiste a propósito de Ratoncito Pérez, del que aparece su homólogo francés -con guiño al himno francés incluido en la banda sonora-.