Eric Darnell, Simon J. Smith. Categoría: Película. |
En la saga Madagascar hay cinco personajes secundarios que a menudo eclipsan a los protagonistas. Me refiero al rey Julien que inmortalizó Sacha Baron Cohen y al cuarteto de pingüinos liderado por Skipper, al que pone voz el director de las tres primeras películas, Tom McGrath. No por casualidad, son los personajes que protagonizaron las dos series inspiradas en la saga. En el caso de los pingüinos, DreamWorks Animation fue más allá y les concedió su propia película.
En Los pingüinos de Madagascar: La película, el trío de guionistas realizó con éxito la nada evidente transición de secundario roba-escenas a protagonista. Eso implica iluminar parte del pasado de los animales y profundizar en sus relaciones para que haya cierto conflicto entre ellos. Sin embargo, tuvieron el acierto de no caer en sentimentalismos y de mantener al cuarteto como lo que siempre había sido: un fiable proveedor de gags verbales y visuales. Salvo por el pequeño de la tropa, Private, que sí experimenta un notable cambio al protagonizar el principal arco, la dinámica entre ellos sigue invariable y su función es de nuevo esencialmente cómica, casi siempre con un ritmo frenético que dejará exhaustos a quienes prefieran propuestas más pausadas.
La trama de la película es un disparate sin mucho sentido -no lo digo como un cumplido- y buena parte de los acontecimientos son increíbles -de nuevo, no es un halago-, pero al menos tiene cierta gracia su relectura cómica de los códigos de las películas de robos y luego de las de agentes internacionales. Hay algún que otro gag brillante -entre ellos el que parece parodiar el cine de monstruos-, otros normalitos y muchos tontos y primarios. Por lo demás, si obviamos que el clímax no está muy conseguido, posiblemente sea la mejor entrega de la saga, cosa que tampoco es mucho decir en vista de lo flojas que son sus predecesoras.
No es una mala película, pero tampoco es buena ni de las que yo aconsejaría para mantener a los niños entretenidos. No solo está a años luz de los clásicos de Pixar, es que también se queda muy lejos de los mayores logros de DreamWorks Animation: por ejemplo el que estrenó solo unos meses antes, Cómo entrenar a tu dragón 2.