Adrián Encinas Salamanca. Categoría: Libro. |
Adrián Encinas Salamanca presentó en el 2017 el excelente libro Animando lo imposible (Diábolo Ediciones), un bien documentado recorrido por los orígenes del stop motion, de 1899 a 1945. Y claro, tratándose de alguien que disfruta especialmente de la animación fotograma a fotograma, ¿cómo no iba a gustarle Aardman? Al fin y al cabo, muy posiblemente se trata del más destacado estudio de stop motion y la gran referencia de la plastimación. Por suerte para nosotros, además de encantarle, le ha dedicado muchas horas, así que podemos disfrutar de ese contagioso interés por el estudio de Brístol en este primer libro.
¡Bien Hecho, Gromit! repasa la trayectoria de la compañía fundada por Peter Lord y David Sproxton en 1972. De hecho, uno de sus numerosos aciertos es que el texto comienza antes de la creación del estudio, cuando sus artífices se conocieron en el instituto y empezaron a experimentar con la animación como hobby. Tan bien cuenta el autor esa etapa que uno puede imaginárselos como dos ilusionados adolescentes animando con tizas, dibujos y rudimentarios muñecos en la casa de los padres de Sproxton.
El libro repasa y documenta ampliamente esos primeros años, sus incursiones iniciales en la BBC, los importantes encargos de Channel 4, y quizá esa sea la parte más valiosa, por ser la menos conocida y porque explica el asombroso crecimiento de la que por entonces era una pequeña empresa de dos jóvenes y ahora es una poderosa compañía multimedia con multitud de divisiones y centenares de empleados.
Por supuesto, también comenta detalladamente sus largometrajes, los populares cortos de Wallace & Gromit, las series derivadas de la oveja Shaun y Timmy Time, sus memorables videoclips… Sin embargo, de nuevo la parte más interesante es cuando ilumina apartados menos conocidos o que no se asocian tan claramente a Aardman, como su extenso trabajo en publicidad, que repasa en un capítulo excelente, o como su heterogénea filmografía en el terreno del cortometraje, que ha acogido experimentos de todo tipo. Son estos pasajes los que mejor permiten conocer la importancia del estudio y su aportación a la industria de la animación.
Por otra parte, igual que en Animando lo imposible, la publicación es muy generosa en el apartado gráfico, de modo que en todas las páginas hay ilustraciones, bocetos, modelos de muñecos, fotografías de rodajes… Hay tantas y tan interesantes imágenes que este es un libro que se lee pero también que se ve con mucho agrado.
Por cierto, además de la prosa de Adrián Encinas Salamanca, figura una introducción de Peter Lord, un prólogo de Lula Gómez (La Academia de Animación), un epílogo de SAM y un ‘ultílogo’ de Miguel Ángel Encimas Moral, que como quizá imagines por su nombre, es el padre del autor. Este último texto, del orgulloso progenitor del artista, permite comprender de dónde le viene el amor por el stop motion. Porque heredarse no se hereda, pero si tienes un padre que te descubre a temprana edad las animaciones de Ray Harryhausen, es muy posible que acabes así, escribiendo libros sobre Aardman y siendo un experto en stop motion.
Muchísimas gracias por el generosísimo texto que dedicas a mi libro, Ray. Estoy abrumado. Me alegra mucho que lo hayas sabido apreciar a tantos niveles, valorando en todo momento el enorme trabajo de documentación que supone un ensayo de este tipo -y que, por desgracia, pasa casi siempre desapercibido.
Un abrazote animado.
Mil gracias a ti, Adrián, es un libro estupendo.