Shôjirô Nishimi y Guillaume Renard. Categoría: Película. |
Mutafukaz adapta la novela gráfica homónima de Guillaume Renard, alias Run, publicada regularmente desde el 2006, cuyo universo fue por primera vez plasmado en el cortometraje Mutafukaz : Opération blackhead (2002). El autor del cómic es codirector de la película, lo que explica que el aspecto sea tan similar al de sus páginas: nos reencontramos con el mismo tipo de personajes y una muy similar ilustración de Dark Meat City, esa nauseabunda urbe multi-cultural inspirada por el Estados Unidos de la costa oeste.
El gran atractivo de la cinta es su estética, que revela desde los primeros minutos una lograda búsqueda de una identidad visual muy personal. Es una propuesta a mayor gloria del cocktail de influencias bien realizado, de modo que funciona como una suerte de puzle que toma piezas de multitud de universos. Algo similar ocurre con su trama, de estructura clásica y no particularmente llamativa, cuya originalidad reside justamente en su mezcla de inspiraciones y elementos.
Filmin la presenta como “un videoclip de Gorillaz en el universo GTA San Andreas” y me parece muy acertado. A esos dos evidentes referentes se pueden sumar Están vivos (1988), el clásico de John Carpenter; el manga ‘Seinen’ Tekkonkinkreet, de Taiyō Matsumoto; y un nada disimulado guiño a Men in Black reconocido con las placas de los coches. Además, en esta singular propuesta de ciencia ficción hay también cabida para estrellas de la lucha libre, cucarachas inteligentes, una joven que parece una caricatura de las heroínas anime, una peculiar civilización alien, violentas bandas urbanas y un retrato de los suburbios que recuerda al de Lascars (2009).
La animación se contagia de esa fusión, de modo que además de la influencia del anime ya citada, en algunos pasajes adopta la estética del cómic hasta el punto de que tenemos la sensación de ver páginas animadas. Es igualmente interesante cómo juega con el tempo, hasta el punto de que el uso de la cámara lenta es a veces combinado con pasajes de especial rapidez. Finalmente, emplea con inteligencia tanto la combinación de colores -el contraste entre la colorida ciudad y el mundo de los aliens es especialmente destacado- como una banda sonora en la que abunda la electrónica experimental.
Finalmente, es reconfortante ver cómo la colaboración entre dos estudios de Francia y Japón puede dar lugar a propuestas tan curiosas. Por parte francesa, Ankama Animations, conocido sobre todo por sus cómics y videojuegos, dos de ellos adaptados por esta misma compañía como series de animación: Wakfu y Dofus. Por parte japonesa, Studio 4°C, que además de haber sido estudio de apoyo en varios films de Studio Ghibli ha participado en películas tan apreciadas como Mind Game (2004), Los niños lobo (2012) o Mary y la flor de la bruja (2017). Bien está la hermandad entre naciones, sobre todo si los resultados son tan atractivos, al menos desde un punto de vista de la estética y la animación.