Roger Black y Waco O’Guin. Categoría: Serie. |
Nada mal la mejoría de Paradise Police en esta segunda temporada. Esencialmente sigue siendo el mismo tipo de serie que basa el 99,99% de sus chistes en genitales, cacas y pedos -entre otras vertientes escatológicas- y parafilias sexuales. No se ha vuelto de pronto una propuesta de humor sofisticado o intelectual. Sin embargo, en ese continuo mofarse de los peores comportamientos humanos y en su exploración constante del mal gusto ha logrado una comedia bastante eficaz.
Quien considerase asquerosa la primera temporada es mejor que se abstenga de nuevo, porque persiste en ese camino, pero quien aprecie el lado más salvaje y subversivo de Padre de familia es posible que encuentre estos ocho nuevos episodios más satisfactorios que los diez primeros. La propia serie, en uno de sus muchos toques de meta-humor, reconoce la influencia de la creación de Seth MacFarlane, pero es que sería imposible negarla en vista del tipo de humor que cultiva.
En cualquier caso, la principal diferencia respecto a la primera temporada es que los guiones son esta vez más inspirados y los chistes con gracia más frecuentes. No falta el humor tonto o primario, pero está acompañado por lúcidas críticas a la ultra-derecha, a la proliferación de noticias falsas, a la Iglesia católica y al consumo de droga. Es más, figura un episodio, Who Ate Wally’s Waffles, cuya demoledora visión de Disney no tiene nada que envidiar a la de South Park en su temporada 23.
Por otra parte, es muy bienvenido que Roger Black y Waco O’Guin tengan el sentido del humor suficiente para reírse de sus propias limitaciones como guionistas. En un momento dado Gina Jabowski, la única policía, dice que “no saben escribir personajes femeninos”, refiriéndose a los guionistas. También en el capítulo que cruza la trama con la de su anterior serie, Brickleberry, se ríen de su cancelación, de su escasa popularidad y de que la crítica la vapuleara: “no es para todos, especialmente no para los críticos de televisión”.